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Una telaraña, un arcoíris y las
orquídeas.
El lunes por la mañana, bajando a
las escuelas, vi una telaraña: una maravilla de inteligencia, una mezcla de
química, física y mucho más.
Iba a ver cómo se está
desarrollando el curso de formación de los profesores según el proyecto
"Aprender jugando". Un proyecto concebido en la República Checa, que
los amigos de la ONG SIRIRI estás llevando a cabo en los últimos cinco años. Es
un método pedagógico desarrollado para los alumnos de la escuela primaria, con ánimo
de intentar cambiar una situación bastante difícil: los niños aprenden de
memoria lo poco que pueden, sin que los maestros hagan grandes esfuerzos para
ayudarles a comprender y desarrollar un método lógico que les ayude en el aprendizaje.
Además, las clases se dan en francés, un idioma que los niños no conocen ni
utilizan en la vida cotidiana, aumentando así las dificultades.
Este método trata de ayudar a los
niños a aprender divirtiéndose, empleando el idioma nacional, el Sango. Un
idioma más sencillo, que se usa en la vida cotidiana.
Gracias a este método, los niños
saben leer y escribir ya en los primeros meses de clase. Es muy distinto del
método tradicional, cuando los niños después de dos o tres años a duras penas
podían chapurrear un poco de francés, sin entender verdaderamente sus reglas y
mecanismos.
Estos días un grupo de
voluntarios procedentes de República Checa y Francia está formando más de 250
maestros, 160 aquí en Bozoum y 60 en Bouar. La formación está a cargo sobre
todo de maestros centroafricanos, asesorados por los voluntarios procedentes de
la República Checa.
Esta es la razón por la cual la
telaraña me ha llamado la atención: con calma, método y paciencia en la
educación de la República Centroafricana se está dando una pequeña revolución.
El arcoíris de ayer, un arcoíris
doble, nos recuerda la paz, que tiene entre sus fundamentos la escuela y la
enseñanza.
Y para rematarlo todo, en estos
días florecen las orquídeas en los mangos de la Misión.
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