Vuelven, puntuales, las orquídeas
Nada más regresar a Bozoum, el 12 de agosto, en seguida fui a ver, entre los mangos de la Misión, si estaban las orquídeas.
Cada año, en agosto, florecen puntualmente. Las ramas de los mangos (y vete a saber por qué solo los mangos; y vete a saber por qué casi solo aquí en la Misión de Bozoum) se iluminan de hermosas bandas de estrellas blancas.
Estamos todavía en plena estación de las lluvias; a menudo las carreteras me lo recuerdan, llenas como están de charcas y de barro.
El miércoles por la mañana, acabada la cuarentena después del regreso de Italia, salgo para Yaloke, a 170 kms de Bozoum. En la comisaría del pueblo tengo que recoger la documentación del coche y el acta del accidente. Sigo para Baoro, donde visito nuestra comunidad. Por la tarde estoy en Bouar; aquí me quedo hasta el día siguiente para reuniones de Caritas, y sobre todo para entrevistarme con mis hermanos y planear las diferentes etapas de nuestros jóvenes en formación.
El jueves salgo para Bozoum, bajo la lluvia.
Es que las orquídeas me están esperando.