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sábado, 24 de febrero de 2024

Del noroeste al sureste

Del noroeste al sureste

 

Este texto es el número 615 que publico en este blog. Hay palabras y textos difíciles de escribir. Y este post es difícil, muy difícil.

 

En estas horas, y precisamente este 23 de febrero de 2024 a las 12 horas, se convierte en pública la decisión del Papa de nombrarme obispo coadjutor de Bangassou.

 

Cuando me anunciaron la decisión del Papa hace unas semanas, sentí una mezcla de sentimientos: miedo, un sentimiento de insuficiencia, de alegría, de confianza en Dios y en las oraciones de tanta gente.

 

El ministerio episcopal es un enorme compromiso. Estoy leyendo algunos documentos. Pero para ser lo que debe ser un obispo, se necesitarían al menos cuatro personas, y buenas personas además. (¡Este no es mi caso!). Y para hacer todo lo que un obispo debe hacer, se requieren jornadas de 48 horas, al menos.

 

Cuanto más leo y estudio, más pequeño e incapaz me siento y no estoy a la altura. ¡El ministerio episcopal es un asunto serio! “La consagración episcopal configura ontológicamente al obispo con Jesucristo como pastor en su iglesia. En virtud de la consagración episcopal, el obispo se convierte en sacramento de Cristo, Él mismo presente y trabajando en su pueblo, quien, por el ministerio episcopal, proclama la Palabra, administra los sacramentos de la fe y guía su Iglesia”. (Directorio de obispos, Apostolorum sucesiones, n. 12).

 

Bangassou se encuentra en el sureste, frente a Bouar. Es una diócesis de 135.000 kilómetros cuadrados (Italia mide 302.000, un poco más del doble). Prácticamente no hay caminos para llegar (está a 750 km de Bangui, pero se necesitan días y días para ir allí en la estación seca. Los camiones que viajan desde Bangui tardan uno o dos meses). El actual obispo Juan José Aguirre, un español cordobés, dirige la diócesis desde el año 2000. Es un gran obispo, muy valiente, competente y emprendedor. En una diócesis que experimentó la guerra y mucho sufrimiento (aún quedan 2 misiones cerradas por esto).

 

Acepté y debo decir que no fue fácil. O más bien...aceptar es fácil, pero luego paso mis días y mis noches pensando, temblando. Aunque también es para alegrarse.

 

Sé que no soy lo suficientemente bueno. Pero sé que Dios, quien así lo quiso, me dará la gracia y la fuerza para trabajar en su viña de Bangassou. Soy consciente de mis límites, pero lo soy aún más consciente de la misericordia de Dios, de la gracia del sacramento y el don del Espíritu Santo.

 

Y confío en las oraciones y la cercanía de muchos, que me quieren y estiman (¡a menudo demasiado!).

 

¡Y cuento con sus oraciones, por favor!

 

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La diócesis de Bangassou cuenta con el firme apoyo de los amigos de España, particularmente con la Fundación Bangassou https://www.fundacionbangassou.org/