después de Bozoum, en vivo desde Bangassou: Un poco de malestar...

gli orfani dell'Arc en Ciel
les orphelins du Centre Arc en Ciel

Un poco de malestar...

Muchos de vosotros ya lo sabéis... Ha sido una semana bastante agitada.

El sábado 27 de abril volví al río, porque quería ver la situación del río Ouham y si las empresas chinas extraían el oro.

Tomé algunas fotos: de hecho las obras no se han cerrado.

Cuando tomaba la carretera para volver, llegó un militar, que me obligó a pararme. Estaba armado, no confiaba en él y le dije que seguía adelante. Llamó por la radio a otros soldados que llegaron inmeditamente.

Me preguntaron por qué había ido a hacer las fotos del lugar... y les dije que no estaba prohibido, pero también que no había estado en la obra, pero por otra parte, que había estado al lado del río Ouham. Estaban muy inquietos y me gritaron, me quitaron la cámara de fotos y el teléfono y me arrestaron.

Me acompañaron hasta donde había dejado el coche y me dijeron que estaba arrestado. Uno de ellos me dijo: ¿A ti, hombre de Dios, no te da vergüenza hacer estas cosas? Le respondí que, al contrario, tenía vergüenza de él que tendría que proteger al país y no venderlo a extranjeros...

Como insistí en que no había estado en la obra, quisieron que volviéramos adonde había tomado las fotos. Tomamos el camino, a pleno sol, y recorrimos un kilómetro y medio por tercera vez.

Finalmente volvimos al coche, me cogieron las llaves, me hicieron subir y salieron a gran velocidad hacia la Brigada Minera (¡regalo de los chinos!). Pero teníamos que atravesar la ciudad y la gente comprendió que había un problema.

Llegamos a la Brigada Minera, y rápidamente llegó una muchedumbre de jóvenes, mujeres y personas, gritando y pidiendo mi liberación inmediata. La situación era casi cómica: los militares que tenían miedo no sabían qué hacer y yo esperaba... Y pretendía que me devolvieran en primer lugar el teléfono y la cámara fotográfica. Después de unos pocos minutos, decidieron ponerme en libertad.

Finalmente, salí de la Brigada Minera. La muchedumbre estaba loca de alegría, y volví en motocicleta. Las llaves del coche aún no han llegado. Toda la ciudad estaba en la carretera, todos contentos por mi liberación, pero también muy enojados con las autoridades y sobre todo con la empresa china.

Volví a la misión, pero en la ciudad la situación era explosiva: la gente construía barricadas y un coche de la empresa había sido quemado.

La gente amenazaba con bajar al sitio de las obras para expulsar a los chinos. Por eso volvía a la ciudad con el prefecto y el procurador de la República, e intentamos calmar a la muchedumbre. Pero precisamente en aquel momento, un coche de la FACA (Ejército Centroafricano) llegó a toda velocidad, con una docena de elementos. Estaban armados, pero la muchedumbre (entre 3.000 o 4.000 personas) se dirigió hacia ellos y los rechazó Cuando estaban cerca del coche, comenzaron a disparar, a quemarropa. Nos tiramos al suelo y, gracias a Dios no hubo ni heridos ni muertos.

Al fin volvimos. Llevé a la muchedumbre hacia el centro de la ciudad, y me subí a una barricada y les invité a que volvieran a casa y que no se comportaran con violencia. Y que estos problemas tenían que ser regulados por la ley.

Y se fueron. Singila na Nzapa. ¡Gracias a Dios!

Los días siguientes fueron muy tensos. Más allá de esto, la autoridades de Bangui reaccionaron, acusándome de ser yo mismo un traficante de oro.

Y ahora, por una vez más, me permito publicar aquí algunas fotos de lo hecho. Con la ayuda de Dios y de muchas personas: ese es mi oro.

El sábado 4 de mayo estaremos en la RAI3, a las 23'00.