¡Gran fiesta en Bangassou!

 

¡Gran fiesta en Bangassou!

 

Volver a Bangassou, como obispo, significa también tomarme el tiempo para celebrar esta gracia con el pueblo de Dios que me ha sido confiado.

Desde hace casi dos meses, la comunidad no está inactiva. Dado que una presencia masiva en Bangui el 9 de junio no fue posible, por eso hemos previsto una gran celebración el 30 de junio aquí en Bangassou.

Como habrá mucha gente, la misa se celebrará al aire libre. Estamos en temporada de lluvias y esperamos que no llueva. Y así será: cielo cubierto, nubes, ¡pero la lluvia no llegará hasta la noche siguiente! 

A las 6 de la mañana viene una señora a decirme que me traerá una planta de mango para plantar en el ofertorio. Y me dice: “¡Le deseo un ministerio bueno y dulce como el fruto del mango!”.

A las 7:30 de la mañana estamos listos: una larga procesión, con bailarines, monaguillos, catequistas y una treintena de sacerdotes. Entre los sacerdotes de Bangassou, un sacerdote de la diócesis de Bondo (Congo RDC). Y también dos hermanos carmelitas, el padre Mesmin y el padre Arland, de Bouar y Baoro. 

Hay mucha gente, a la sombra de grandes árboles de tecks y unos grandes toldos. El coro está en plena forma y todo el lugar vibra con oraciones, cantos y bailes. Leemos el Evangelio de Juan, con la pesca milagrosa y el diálogo entre Jesús y Pedro: “Pedro, ¿me amas?". Y a la tercera vez, la respuesta de Pedro: "¡Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo!” 

Después de la comunión, las diferentes parroquias y movimientos llevan regalos al nuevo obispo: es conmovedor ver el cariño y la alegría de tanta gente, que dan con alegría y sencillez.

A las 11:30 finaliza la misa. Hay 250 invitados oficiales, pero también jóvenes del coro y gente pobre: ¡es una fiesta para todos!

Y a partir del lunes empiezan los trabajos, las reuniones y las decisiones que no son fáciles de tomar: escuelas, sacerdotes, parroquias.

¡Buen trabajo!