Vistas de página en total

viernes, 20 de marzo de 2020

Cuidar del mundo






Cuidar del mundo
Desde que estoy en Centro África, es una de las primeras veces, en que la situación se invierte así. Por lo general es el resto del mundo quien se preocupa de nosotros. En estas semanas, sin embargo, somos nosotros quienes nos preocupamos del resto del mundo. La crisis del cornavirus  afectando a países y continentes, matando a personas, y golpeando pesadamente a muchísima gente.
Mientras pensamos en nuestras familias, en nuestros amigos en todo el mundo, nos damos cuenta de lo frágiles que somos, pero también de cómo estamos ligados en la aventura de la vida, gentes y países de todos los sitios de este planeta.
En Centro África, por ahora, parece que solo existe un caso.
Pero la preocupación es grande: si el virus llega aquí, será algo gravísimo. Solo hay un laboratorio donde efectuar los análisis, y está en Bangui, la capital. No hay estructuras de reanimación, y ninguna posibilidad de asistencia respiratoria. Las medidas de contención son muy difíciles en un país donde se vive en casa, pero en bastantes ocasiones fuera.
En estos días no falta la oración, la simpatía y la convicción de vivir un momento muy difícil. Esta mañana la radio de Bozoum, "la Voix de Koyale" ha transmitido el  himno italiano en señal de solidaridad y simpatía. Aquí un pequeño vídeo:
La semana pasada hemos vivido un momento de formación son los demás sacerdotes de la diócesis.
El lunes bajé a Bangui para acompañar a Alban, un joven belga que ha estado con nosotros dos meses. Una vez que llegamos a Bangui,  nos dijeron que el vuelo Air France, previsto para la tarde, estaba anulado. Logramos encontrar un sitio para el día siguiente, martes: la marcha hacia Duala, en Camerún, y la esperanza de marchar para París o Bruselas por la tarde. El martes por la mañana, a las 5, parecía que el vuelo para Bruselas estaba anulado. Pero después aparece en la programación el vuelo y Alban marchó. En Duala, donde tenía que pasar todo el día, conseguí encontrar un amigo que le acogió, y por la tarde le llevó al aeropuerto.
Finalmente, con un par de horas de retraso, consiguió salir para Europa.
Mientras tanto, yo volví a Bozoum, pasando por Baoro y Bouar. Hay casi 600 kilómetros, y al fin encontré  dos vacas que decidieron sentarse en un puente, y no había manera de que hacerles que se levantaran y se desplazaran hasta que ellas lo decidieron,  después de unos veinte minutos.
Y de este modo, poco a poco, hasta casa. Como todo el mundo.
 


































No hay comentarios:

Publicar un comentario