Un fraile, un sacerdote y
cinco bandidos
Hemos tenido una semana muy intensa.
El sábado 21 de octubre un joven carmelita centroafricano, fray Cristo, hizo la profesión solemne: la promesa de vivir en castidad, pobreza y obediencia por toda la vida.
El sábado 21 de octubre un joven carmelita centroafricano, fray Cristo, hizo la profesión solemne: la promesa de vivir en castidad, pobreza y obediencia por toda la vida.
El viernes marché de Bozoum a Baoro, donde el sábado vivimos un momento
intenso de celebración y de oración. Fray Cristo fue "marcado" por
sus padres, con un rito tradicional que recuerda la entrega del hijo a la
esposa. A continuación, postrado en tierra, rogamos por él. Después de la
consagración, fray Cristo fue acogido con un abrazo por todos los carmelitas
presentes, y sus compañeros de escuela y de vida la abrazaron con una danza.
Para esta ocasión estaban presentes algunos padres de Italia (el
Provincial, P. Javier y los PP. Javier, Anastasio, David, Andrés María y
Lorenzo), otros de Camerún, y todas las comunidades de Centro África.
Por la tarde volvimos a Bouar, para prepararnos al segundo momento de
la fiesta: las ordenaciones. El domingo tres jóvenes fueron ordenados diáconos,
y tres fueron consagrados sacerdotes. Además de nuestros dos jóvenes (fray
Cristo, diácono, y fray Odilón, sacerdote) había otros cuatro jóvenes
seminaristas de la diócesis de Bouar. Era la primera vez en cincuenta años que
había habido tantas ordenaciones.
Fray Cristo y fray Odilón entraron en nuestro seminario en 2009 y en
1997 (entre otras cosas..., yo era el director del seminario en aquellos años):
largos años de camino, búsqueda, discernimiento.
El día siguiente, lunes, el P. Odilón celebró su primera misa en el
seminario: ¡cuánta alegría y emoción!
El miércoles por la tarde, después de un día en Bozoum (donde la
situación de los refugiados sigue siendo preocupante) volví a Bouar, para
algunas reuniones.
Pero hacia las 9 llegaron a llamarme porque había hombres armados
dentro del seminario. Mandé a alguien que intentara llamar por teléfono y
pidiera ayuda, y me dirigí hacia el campo de fútbol. Allí había cinco jóvenes,
armados con metralleta y pistolas, que gritaban y amenazaban. Habían cogido con
ellos al centinela y amenazaban con matarlo. Quieren dinero y las llaves del
coche... Con el P. Marcelo comenzamos a hablar, y mientras el P. Marcelo
intenta calmarlos, diciendo que se dejen de bobadas, que hay niños, yo me hago
el cautivo y sigo diciendo que no les daremos nada. Hablando, conseguimos
impulsarlos hacia el gran portón de
hierro. Uno de ellos, lleno de drogas, comienza a babear, y mientras tanto el
centinela intenta librarse, yéndose hacia la puerta abierta del portón. Lo
tiramos hacia nosotros y cerramos el portón... y los bandidos se quedaron
fuera. Algún disparo, gritos y amenazas, pero ya están fuera. Después de algún
tiempo comienzan a llegar los jóvenes del poblado vecino, armados y tras una
hora llegan la policía, y los bandidos huyen.
Mucho miedo, pero, gracias a Dios, ningún herido y ningún daño.
l'ordinazione di p.Odilon |
Fr Christo, diacono |
da sinistra: p.Federico, p.Andrea Maria, p.Odilon, p.Lorenzo, p.Saverio |
Prima Messa di p.Odilon |
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