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martes, 28 de enero de 2025

En camino, entre sacerdotes, Papa y Jubileo

 

 

 En camino, entre sacerdotes, Papa y Jubileo

Estoy en Roma, en medio de un viaje largo y exigente.

Salí de Bangui el martes 14 de enero. Después de una escala en Etiopía, llegué el miércoles por la mañana a Frankfurt, Alemania. Allí me encontré con amigos de la Fundación Aid to the Church in Need (de Ayuda a las Iglesias Necesitadas), que apoya varios proyectos en la República Centroafricana y en otras diócesis de todo el mundo. Esta fundación nació de la intuición de un sacerdote holandés que, tras la Segunda Guerra Mundial, quería ayudar a las iglesias en Alemania (destruida por la guerra) y en los países del Este, involucrando a los cristianos, especialmente aquellos que habían sufrido los daños y la violencia de la ocupación nazi, creando así un camino de reconciliación y esperanza.

Por la tarde seguí hacia Praga, donde pasé dos días visitando a los hermanos carmelitas y amigos de la ONG SIRIRI.ORG, que trabaja desde hace años en la República Centroafricana, apoyando en particular con excelentes proyectos educativos.

El sábado 18, por la mañana aterricé en París. Hace mucho frío... pero un hecho (de hecho varios) me da calor al corazón: Al mediodía celebré misa en Notre-Dame, la catedral de París, reabierta recientemente tras el incendio que amenazaba con destruirla. Mientras los turistas circulan por la basílica, la nave se llena de gente que participa intensamente en la liturgia: ¡Al momento de dar la comunión veo rostros llenos de alegría!

Estuve en Francia hasta el viernes para encontrarme con los sacerdotes de la diócesis de Bangassou que estudian y trabajan como extranjeros. Los encuentro a todos, en París, en Versalles, en Rennes. Han sido días intensos y estoy feliz de conocerlos, de ver cómo trabajan y cuánto los aprecia la gente y los obispos que los acogen. 

Es un mundo nuevo que estoy descubriendo, donde la Iglesia es cada vez más una familia, donde nos encontramos y donde podemos ayudarnos mutuamente, y esto en dos direcciones: para la Iglesia que acoge y para la Iglesia que envía.

El viernes por la mañana salí hacia Roma, y este es el otro objetivo principal de mi viaje: estoy aquí para el Jubileo del mundo de la comunicación. 

Somos muchos, incluidos periodistas, jefes de comisiones de medios de comunicación de las diócesis y 138 países de todo el mundo. Hay momentos de oración, la romería y el paso de la Puerta Santa, encuentros entre los participantes, con personalidades muy interesantes (La ganadora del Premio Nobel Maria Ressa, Colum McCann, el periodista Mario Calabresi, el padre Paolo Benanti y muchos otros…). Nos reunimos varias veces con el Papa Francisco y celebramos con él la Misa el domingo 26, que es el Domingo de la Palabra. Y dice estas fantásticas palabras: “Los días del mal están contados, porque el futuro pertenece a Dios”.

Esta mañana a las 8 nos hemos encontrado con él y nos ha dado un discurso muy bonito del que os dejo un extracto…

Son días en los que queremos que la Esperanza llene nuestros corazones y, sobre todo, que la Esperanza llene nuestras vidas como comunicadores, haciendo del mundo un poco más bello y más sereno.

 

 

Discurso del Papa Francisco

Preguntémonos entonces, ¿de qué modo sembramos esperanza en medio de tanta desesperación que nos afecta y nos interpela? ¿Cómo sanamos el virus de la división, que amenaza también nuestras comunidades? Nuestra comunicación, ¿está acompañada por la oración, o terminamos comunicando la realidad de la Iglesia adoptando sólo las reglas del marketing empresarial?

¿Sabemos dar testimonio de que la historia humana no concluye en un callejón sin salida? ¿Y cómo indicamos una perspectiva diferente hacia un futuro que todavía no está escrito? A mí me gusta esta expresión: escribir el futuro; nos toca a nosotros escribir el futuro. ¿Sabemos comunicar que esta esperanza no es una ilusión? La esperanza no defrauda nunca; pero, ¿sabemos comunicar esto? ¿Sabemos comunicar que la vida de los demás puede ser más hermosa también por medio de nosotros? ¿Puedo yo, por mi parte, dar belleza a la vida de los demás? ¿Y sabemos comunicar y convencer de que es posible perdonar?¡Esto es muy difícil!

Comunicación cristiana es mostrar que el Reino de Dios está cerca: aquí, ahora, y es como un milagro que puede ser vivido por cada persona, por cada pueblo. Un milagro que ha de contarse ofreciendo las claves de lectura para mirar más allá de lo banal, más allá del mal, más allá de los prejuicios, más allá de los estereotipos, más allá de uno mismo. El Reino de Dios está más allá de nosotros. El Reino de Dios viene también a través de nuestra imperfección, esto es hermoso. El Reino de Dios viene en la atención que dedicamos a los demás, en el cuidado atento que ponemos al leer la realidad. Viene también en la capacidad de ver y sembrar una esperanza de bien; y de vencer, de ese modo, el fanatismo desesperado.

Esto, que para ustedes es un servicio institucional, es también la vocación de todo cristiano, de todo bautizado. Todo cristiano está llamado a ver y contar las historias de bien que un periodismo dañino pretende borrar dando espacio solamente al mal. El mal existe, no se debe esconder, sino que debe conmover, provocar interrogantes y respuestas. Por eso, la tarea de ustedes es grande y exige que salgan de sí mismos, que hagan un trabajo “sinfónico”, implicando a todos, valorando a los ancianos y a los jóvenes, mujeres y hombres; con todos los lenguajes, con la palabra, el arte, la música, la pintura, las imágenes. Todos estamos llamados a verificar cómo y qué comunicamos. Comunicar, comunicar siempre.

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




 

martes, 14 de enero de 2025

¡Un millón!

 

Concerto di Capodanno
Le concert du 1er Janvier

¡Un millón!

 

A finales de 2024, las diferentes ediciones del blog (italiano, francés, inglés, español, portugués, alemán y checo) superaron el millón de visualizaciones. ¡Gracias de todo corazón!

2025 ha comenzado: también en Bangassou hubo mucha espera y muchas celebraciones. La Catedral inició el año con una vigilia de oración y la celebración de Misa.

El 3 de enero partí en avión hacia Bangui, acompañado por Mons. Aguirre. Y el 4 de enero salí a las 5:30 de la mañana hacia Bouar: aquí los hermanos carmelitas estaban de fiesta porque dos jóvenes hicieron su profesión solemne, entregando su vida a Dios, ¡para siempre! Uno de los dos, el hermano Aristide, es originario de Bangassou.

El domingo 5 de enero celebré la Misa de ordenación sacerdotal de otros dos jóvenes carmelitas, en la catedral de Bouar. ¡Es uno de los momentos más hermosos en la vida de un obispo!

Vuelvo a ver a mis hermanos y a mucha gente de Bouar, Baoro y especialmente de Bozoum. Tan pronto como terminé la misa, salí inmediatamente hacia Bangui, donde llegué a las 21 de la noche. Y me digo, que tardo seis horas en recorrer 450 km, mientras que la semana anterior me llevó 6 horas recorrer solamente 75 km entre Mboki y Obo.

Estamos en Bangui con Monseñor Aguirre, para la Asamblea General de la Conferencia Episcopal. Nos reunimos con todos los obispos y vicarios generales del lunes 6 al martes 14: es el momento de los balances y los informes de las diócesis y de todas las comisiones nacionales. Es un momento precioso de escucha e intercambio, de compartir las esperanzas y los sufrimientos de nuestras comunidades, repartidas por todo el territorio. El ambiente es sereno, lleno de respeto y también de alegría: ¡no somos obispos tristes!

El viernes todos los obispos hemos sido recibidos por el Presidente de la República. Fue una larga reunión, que duró más de dos horas, durante la cual cada uno de nosotros presentamos con toda franqueza la situación de nuestra diócesis. Las situaciones que conocemos muy bien, lugares y personas que hemos conocido, visitado y sobre todo escuchado. ¡Y somos verdaderamente la voz de los que no tienen voz! Y el Presidente escucha, toma notas y luego nos agradece porque sabe que, a través de nosotros, tiene una imagen precisa y veraz del país. Aunque no es una imagen reconfortante, pero resulta útil a la hora de intentar realizar algunas mejoras.

El domingo, todos los obispos celebramos en la catedral y se leyó el mensaje de la Conferencia Episcopal. Un mensaje de esperanza y aliento para la Iglesia y el pueblo de África Central.

¡Peregrinos de la esperanza!





Bangassou (la base dei Caschi Blu)
Bangassou, la base de la MINUSCA





Bouar













Il saluto della Conferenza Episcopale a p.Norberto
La salutation de la Conférence Episcopale au p.Morberto


 



viernes, 3 de enero de 2025

Una Navidad como obispo

 

Obo

Una Navidad como obispo

 

Muchos me han preguntado cómo fue la primera Navidad como obispo. Ahora puedo responder: ¡fue magnífico!

El martes 24 viajé en avión a Obo, la parroquia más oriental de la diócesis, a 520 km de Bangassou. Llegué al final de la mañana y a las 13:30 salimos hacia Mboki, donde llegamos después de más de cuatro horas, cruzando el bosque y, encontrándonos antílopes y decenas de gallinas de guinea.

Mboki es una parroquia cerrada desde hace dos años debido a la guerra. En toda la región, y en particular aquí, los distintos grupos rebeldes (UPC, Seleka, LRA, etc.) la han convertido durante años en una tierra de redadas, saqueos, violencia y asesinatos: ¡A lo largo del camino ya no hay pueblos! Incluso hoy en día, casi todas las noches oigo disparos… El sacerdote de Mboki, en abril de 2023, fue amenazado y le dispararon en el brazo.

Desde hace varios meses, la zona está bajo control del ejército regular y de la MINUSCA, y la vida está volviendo poco a poco. Elegí Mboki para celebrar esta Navidad: ¡Es aquí, donde la vida es más difícil y donde la gente ha sufrido más, donde Dios está más presente! 

A nuestra llegada, hemos sido recibidos por mucha gente, y después de una ducha rápida, celebré la Misa de Nochebuena, bajo dos hermosos árboles, que forman una de las catedrales más hermosas del mundo. La noticia del nacimiento de Jesús, Dios que se hace hombre, es la noticia más hermosa, que ofrece esperanza y dignidad, especialmente a quienes han sufrido tanto.  

El día 25 nos reunimos con toda la comunidad para la Misa. También están el alcalde, el jefe del ejército y el Imán (líder musulmán): es un momento de esperanza y todos quieren estar presentes. ¡Además de la Navidad, celebré el bautismo de 4 niños!

Por la tarde visitamos la parroquia: la iglesia está ocupada por el ejército centroafricano, mientras que el presbiterio vive en la base de los cascos azules (Nepaleses y paquistaníes). 

También visité la escuela primaria: hay más de 600 alumnos y hay 6 profesores, todos voluntarios. Y tomé la decisión de ayudar a los docentes (no les pagan, y la comunidad debería aportarles su salario, ¡pero ellos no pueden hacerlo!). Los llamé y les expliqué que cada mes les daré una pequeña cantidad (30 euros a cada uno), y quedan muy satisfechos. Esto les ayudará a trabajar mejor y a permanecer mejor en la escuela durante todo el año.

También pasé a saludar al Imán, quien nos recibió calurosamente, nos ofreció té y conversamos con él durante un largo rato: la guerra fue terrible, ¡pero fue un musulmán quien salvó la vida del párroco herido y lo llevó en moto a Obo el año pasado! El día 26 por la mañana celebramos misa, y después de visitar a otro grupo de soldados, salimos sobre las 9.30 hacia Obo, donde llegamos a las 16.... ¡y eran sólo 75 km!

Lamentablemente el vuelo a Bambouti, ciudad fronteriza con Sudán del Sur, fue cancelado. Y luego reorganizamos mi presencia y el trabajo de estos días de otra manera. Obo es una tierra fronteriza y aquí, durante décadas, sudaneses, congoleños y centroafricanos han encontrado refugio. El viernes y sábado visitamos las diferentes comunidades y capillas de la ciudad, y el domingo celebramos una hermosa Eucaristía, día en que, en todas las catedrales del mundo, los obispos abren el jubileo del 2025. El tema es "Peregrinos de la esperanza", y es una palabra que ha tocado profundamente a quienes, durante décadas, han visto ir y venir a los diferentes grupos de rebeldes.

El lunes por la tarde celebré misa en una capilla de un barrio de Obo. Aquí viven los habitantes de los pueblos de la carretera de Bambouti, que tuvieron que abandonar. Y aquí también la Palabra, la Palabra hecha carne, ilumina nuestra vida y trae alegría y dignidad a quien tanto la necesita. 

El martes 31, después de una semana, regreso a Bangassou. Peregrino de la esperanza: ¡La esperanza llevada, pero también la recibida por los niños, jóvenes y adultos de esta región extrema del país!



Ligoua



In strada per Mboki
En route pour Mboki




La scuola di Mboki
L'école de Mboki


Mboki