Un (otro) nuevo obispo
Llegué un poco tarde al blog porque la conexión desde Bangassou todavía es difícil, pero también porque quería añadir un evento importante: la consagración de un nuevo obispo en África Central.
Regresé anoche de Kaga Bandoro: una pequeña ciudad situada en el centro del país, a 350 km de Bangui, donde fue consagrado el nuevo obispo.
Estaba previsto aterrizar a Bangui el jueves, pero el vuelo fue cancelado primero y luego trasladado al viernes. Así pude ir a Kaga Bandoro el sábado por la mañana.
La carretera es buena, salvo unos cincuenta kilómetros de asfalto, donde los baches son numerosos (y peligrosos). Tras los primeros 200 kilómetros de asfalto, el resto es tierra, bastante bien cuidada.
Llegamos a Kaga Bandoro sobre las 15.30, y en los alrededores de la catedral hay gran expectación por la consagración episcopal del nuevo obispo, Víctor Hugo Carrillo Matarrana. Comboniano, nacido en Costa Rica, vive desde hace años en la República Centroafricana. Y esta diócesis le fue confiada, tras la repentina muerte del obispo, el franciscano Tadeusz Kouzi.
Poco a poco van llegando también los demás obispos: ¡Para un evento como este, toda la Conferencia Episcopal se moviliza en torno al nuevo obispo, como lo hizo conmigo hace unos meses!
Todo está bien organizado, para la llegada de numerosos invitados (obispos, sacerdotes, amigos, familiares del nuevo obispo) y a pesar de los acontecimientos imprevistos.
Después de la cena, los obispos nos reunimos para un encuentro con el padre Víctor Hugo y Don Mimmo, secretario de la Nunciatura.
El domingo 17 es el gran día.
Ciertamente, puedo decir que lo vivo con una emoción muy intensa: ¡será porque está muy fresco aún el recuerdo de mi consagración! Conozco al Padre Víctor Hugo desde hace más de 25 años.
La liturgia se desarrolla al aire libre, a la sombra de unos grandes árboles. El área de celebración está cubierta por una gran carpa y hay otras carpas disponibles para los invitados.
A pesar de la enorme multitud (¡5 ó 6.000 participantes!), la liturgia es muy hermosa y bien organizada, y la participación es intensa.
Al inicio se hace la lectura de la bula (carta) del Papa Francisco con el nombramiento del Padre Víctor Hugo como obispo de Kaga Bandoro. Después de leer la Palabra de Dios, el Cardenal Nzapalainga pronuncia una hermosa homilía, en francés y en sango.
Y luego, comienza la parte más fuerte de la fiesta. El Cardenal hace algunas preguntas al candidato, quien responde públicamente y acepta asumir esta responsabilidad. Después, se tumba en el suelo, mientras toda la asamblea ora por él, invocando al Espíritu Santo, por intercesión de los santos.
Seguidamente, en silencio, nosotros, los obispos, le imponemos las manos, luego el cardenal lee la oración de consagración, mientras se abre un evangelio sobre la cabeza del ordenando.
Ya casi ha terminado: tras la unción con aceite crismal, vienen los ritos más "visibles": el anillo, signo del vínculo del obispo con su diócesis, la mitra y el báculo. Finalmente, lo acompañan a la “cátedra”: la sede desde el que celebra, que representa su misión de guiar y santificar al pueblo de Dios. Luego, vienen a saludarlo todos los sacerdotes de la diócesis, así como los representantes de todas las parroquias: ¡ahora es verdaderamente el nuevo obispo de Kaga Bandoro!
La misa continúa, con los bellos momentos del ofertorio (¡incluso una vaca!), la comunión, la bendición del nuevo obispo que atraviesa toda la asamblea para bendecir y saludar.
La ceremonia termina sobre las 12:30: duró 4 horas, ¡pero transcurrieron a toda velocidad!
Por supuesto, el almuerzo, y hay, no sé cuántos cientos de invitados.
E inmediatamente volvemos a ponernos en marcha, hacia las 14, para llegar a Bangui en torno a las 20, en la oscuridad.
¡Pero hay mucha luz, después de este hermoso día, para la Iglesia en África Central!
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