Roma
Le escribo desde Roma, donde llegué el domingo 15 de septiembre.
¡Estoy aquí, a unos cientos de metros de la Plaza de San Pedro, con otros 114 nuevos obispos de 49 países! ¡Es una experiencia magnífica!
Tenemos un programa muy intenso, con exposiciones de cardenales, obispos y responsables de dicasterios del vaticano.
La formación es muy rica y la necesitamos. Pero también es formación encontrarse con tantos obispos de países y realidades tan diferentes: India, América del Sur y Central, Irak, Siria, África, Madagascar, Indonesia, Nueva Zelanda…
El martes y miércoles fuimos a la Urbaniana, la universidad donde estudian seminaristas y sacerdotes de los países de misión. Aquí llegaron los nuevos obispos de otros países, como Europa, América del Norte, Brasil, China, Australia: ¡En total éramos 264!
Es magnífico encontrarnos a tantos de nosotros, todos recién ordenados, todos muy sencillos y llenos de ganas de ponernos al servicio de la Iglesia y del pueblo de Dios que nos ha sido confiado.
Aquí, en la Urbaniana, me encontré también con Jospin y Sharaff, dos seminaristas de Bangassou, que llegaron a Roma hace unos meses. Dentro de unas semanas comenzarán aquí sus estudios de teología, junto con otros 162 seminaristas de todo el mundo, ¡una experiencia única!
Hoy sábado, la mañana está dedicada al Papa y a San Pedro. En traje formal, a las 8 entramos al Vaticano y a las 9 nos encontramos en la Sala Clementina, una preciosa sala del siglo XVI. Llega el Papa y dice muy sencillamente que no quiere dar un discurso, sino dialogar con nosotros. Luego comienza una serie de preguntas y respuestas entre varios de nosotros y el Papa.
Comienza inmediatamente invitándonos a mantener el sentido del humor, la creatividad, que proviene de la libertad del corazón, la fortaleza, que es un don de Dios. Nos recuerda que la fuerza es un don y que si oramos la obtendremos.
Nos exhorta a la cercanía con Dios, con nuestros hermanos obispos, con nuestros sacerdotes, con el pueblo que nos ha sido confiado.
Yo le saludé también y le hablé de la República Centroafricana, que le importa mucho. El recuerda su visita a Bangui y la apertura de la puerta del Jubileo de la Misericordia en 2015.
Después del encuentro con el Papa Francisco, que duró casi dos horas, bajamos a la Basílica de San Pedro, donde al mediodía celebramos la misa presidida por el cardenal Tagle.
Dentro de unos días partiremos de nuevo, enriquecidos por una experiencia única, que nos habla de Dios, de Jesús, de la belleza y la frescura de la Iglesia, que es católica, es decir universal. ¡Y ella realmente lo es!
Sulla tomba di san Pietro Sur le tombeau de St Pierre |
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