Zemio y Rafai
24 de noviembre de 2025
Regresé a Bangassou el jueves 13 de noviembre y al día siguiente partí hacia la parte oriental de la diócesis.
Las carreteras aquí son particularmente malas... De Bangassou a Rafai (150 km), se tardan 6 horas. ¡Y es la parte más bonita del viaje!
Salimos temprano el sábado, alrededor de las 5:30 de la mañana, pero el camino se había deteriorado considerablemente desde mi visita en Pascua. Nos quedamos atrapados en el barro varias veces y tardamos 9 horas en recorrer los 150 km hasta Zemio (¡y 10 horas para el viaje de vuelta!).
Al acercarnos a Zemio, notamos muchos pueblos abandonados, cada uno habitado sólo por una o dos familias: desde mayo, ha sido una zona de guerra entre el grupo Azande Ani Kpi Gbe, el ejército y mercenarios rusos. Y la población está pagando las consecuencias. ¡Como siempre!
Llegamos a Zemio a las 14:30. Un refrigerio rápido, una ducha y luego a reunirnos con los confirmandos: eran 45 chicos y chicas.
El domingo 16 celebramos las Confirmaciones en una hermosa Misa. E inmediatamente después, una reunión con las autoridades civiles y militares de la ciudad. El miedo y la tensión aún son palpables (y se oyen disparos todas las noches).
Estoy intentando comprender la situación. Desde mayo, decenas de miles de personas han huido al Congo (al otro lado del río). Actualmente hay unos 30.000 refugiados.
Tienen miedo de regresar a Rafai: temen ser arrestados por mercenarios rusos, a quienes no les falta astucia, o verse atrapados en un atentado.
La situación en las escuelas es catastrófica: el año pasado, la preparatoria pública tenía 992 estudiantes, ¡y ahora solo hay 73! ¡Y lo mismo ocurre en otras escuelas!
El domingo por la tarde, recorrí los barrios de Zemio: muchas casas están vacías, deshabitadas desde hacía meses. La radio local había sido saqueada y ya no transmitía.
El lunes tenía previsto celebrar misa en Zapay, el campo de refugiados situado a 5 km de Zemio, en el Congo. El día anterior me habían asegurado que podía ir, pero mi permiso de entrada ha desaparecido con diversos pretextos. Temen que un obispo presencie la escena y denuncie que decenas de miles de refugiados están varados a pocos kilómetros de sus hogares. ¡Aquí también temo que los intereses económicos prevalezcan sobre todo!
Por la tarde fui a Koumboli, un pueblo situado a 6 kilómetros de Zemio: allí se produjeron los combates más violentos en mayo y casi todas las casas fueron quemadas.
El martes logré encontrarme con delegados de refugiados que habían cruzado discretamente el río. Hablamos y tratamos de animarles a regresar a la República Centroafricana.
En unas semanas, gracias a la financiación de la embajada de la República Checa, proporcionaremos a los refugiados que regresen arroz, azúcar, sal, aceite, café, jabón, cuadernos y bolígrafos. La población está secuestrada por los rebeldes, el ejército, los rusos y ciertas autoridades…
El miércoles 19 salimos de Zemio alrededor de las 7 de la mañana y llegamos a Rafai a las 5 de la tarde. En los últimos días, coros de muchas parroquias de la diócesis se han reunido aquí. ¡Algunos han caminado más de 150 km!
Hay más de 800 coristas. El programa incluye reuniones, oraciones y sesiones de capacitación. ¡Y mucho canto, a veces hasta bien entrada la noche!
Es el tiempo de su Jubileo, al que nos preparamos con una larga tarde de confesiones y una peregrinación que nos llevó hasta la entrada de la iglesia el domingo. Celebramos la misa solemne, bellamente cantada en la festividad de Cristo Rey. Y durante esta misa, el nuevo párroco, el padre Marcel Lifaki, franciscano, inicia su ministerio.
Salimos el lunes por la mañana: esperamos dos horas el ferry para cruzar el río y a las 9 estamos en Mbiro, donde he bendecido la nueva capilla.
Alrededor del mediodía salimos hacia Bangassou, donde llegamos por la noche.
¡Cansado, pero feliz!
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| Zemio |
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| La scuola di Zemio L?école de Zemio La escuela de Zemio |
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| Koumboli |
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| Rafai |
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| Mbiro |
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