¡Esperanza!
17 de octubre de 2025
Estoy en Bangui desde el miércoles por la tarde, esperando el avión a Bangassou.
Esta mañana a las 6 ya estaba en el aeropuerto: estábamos en la lista de pasajeros, pero el billete no había llegado. La MINUSCA (los Cascos Azules), a pesar de (o quizás debido a) un coste diario de 2,7 millones de euros, no encontró el tiempo, en tres semanas, para firmar la autorización necesaria. ¡Esperamos salir el lunes con otra organización!
Llegamos el miércoles alrededor de la 1 de la tarde. Salí de Milán el martes por la noche, con Daniela Dalmasso, una partera. Ella viene a Bangassou durante un mes y medio para ayudar a la Unidad de Maternidad de nuestro hospital.
Así termina un mes intenso, rico en encuentros, en diferentes realidades y en atenciones.
Vivir mucho tiempo en otro lugar también me ayuda a sorprenderme, cada vez que regreso a Europa por los múltiples aspectos de la vida, descubro y redescubro. ¡Descubro tantas paradojas!
Mucha esperanza y mucha resignación.
Tanta riqueza y tanta pobreza.
Tanta facilidad de comunicación y tanta soledad. Pero también tanta atención a las cosas bellas de la vida, como un simple hola, un café, un saludo, una oración.
Tanta hambre y sed de Dios y tanta indiferencia.
Tantas comunidades vivas y dinámicas, que rezan y viven en hermosa fraternidad, y otras asustadas por la desaparición de la fe, por la escasez de sacerdotes y seminaristas.
¡Pero sigue siendo un mundo amado por Dios! Y Él nunca deja de acercarse a cada uno de nosotros, de tantas maneras diferentes.
¡Él está ahí y ama!
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