Kilómetros cero
Esta semana ha habido un
milagro: he logrado quedarme en casa, en Bozoum, sin viajar.
Desde hacía tiempo eso no
ocurría, y ha sido un placer.
El domingo llegaron nuestros
siete novicios carmelitas. Normalmente viven en San Elías, cerca de Bouar, pero
pasarán con nosotros esta semana. Es bonito ver un grupo de jóvenes que reza,
trabaja, come y bromea.
He tenido tiempo esta semana
para dedicarme a los exámenes de catecismo y, sobre todo, a los trabajos de la
iglesia.
El proyecto de ampliación
sigue avanzando, aunque con un poco despacio, bien por el hecho de mis
ausencias, como por la falta de "maestros
canteros-geómetras-albañiles", como Alexio Vada y Enrique Massone... Pero
desde el lunes hemos comenzado por dentro de la iglesia, con la demolición de una
parte del presbiterio y hemos comenzando
a construir el muro que para la sacristía y que hará de fondo del presbiterio en
la iglesia.
Parece casi que hay que hacer
excavaciones arqueológicas. Encontramos piedras, ladrillos y hasta tiras de metal
aprovechadas de viejos bidones, que se habían usado en lugar de varillas de
hierro como armadura...
La cuadrilla de albañiles,
compuesta por unas diez personas, está trabajando muy intensamente, y espero
que la zona de la sacristía esté terminada para dentro de un mes.
Mientras tanto, tendrán que llegar los cristales, para hacer las vidrieras. Espero que llegue asimismo algún albañil de Italia a echarnos una mano. ¿Conocéis a alguno?
Mientras tanto, tendrán que llegar los cristales, para hacer las vidrieras. Espero que llegue asimismo algún albañil de Italia a echarnos una mano. ¿Conocéis a alguno?
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