Misioneros esparcidos por 720
kilómetros… ¡y más allá!
Hoy es el Día Mundial de las Misiones (Domund). La Iglesia celebra esta
dimensión fundamental del ser cristianos: el anunciode Jesús a todas las
gentes.
Es verdad que todo cristiano, impulsado por la belleza y la alegría del
propio bautismo está llamado a anunciarlo. Pero algunos lo hacen de modo
especial: los misioneros.
Es un poco como lo soldados. Todos sirven a la patria... pero algunos
lo hacen en primera línea. Y se arriesgan un poco más, también se sienten un
poco más orgullosos.
Precisamente esta semana he podido hacer uno de mis acostumbrados
viajes: Bozoum - Bossemptele - Baoro - Bouar - Bocaranga - Ngaundaye - Ndim -
Bozoum (720
kilómetros). Y he podido
gozar, una vez más, de la belleza
del Evangelio y de la alegría de los misioneros.
El miércoles 15 salgo por la mañana. En Bossemptele encuentro a las
hermanas carmelitas y a los padres camilos, ocupados todos en el hospital Juan
Pablo II, que es el único en un radio de 200 kilómetros...
En Baoro encuentro al P. Renato, al P. Dieudonné y al P. Lionello, atentos
a festejar a santa Teresa de Jesús, también ella gran misionera.
En Bouar, después de un pasar un rato con nuestros hermanos de San
Elías (donde está el noviciado, con seis novicios centroafricanos y un
camerunés), voy a Yolé, donde celebramos la acogida de ocho jóvenes en el
último año de liceo que se preparan para entrar en el Carmelo.
También esto es misión: preparar y enraizar la Iglesia, con los jóvenes
centroafricanos.
La visita a Bouar queda entristecida por una mala noticia: el domingo
12 de octubre una docena de hombres armados atacaron la Misión de Baboula (a 50 kilómetros de la
frontera con el Camerún) y secuestraron al párroco, P. Mathieu (Mateusz
Dziedzic), joven sacerdote polaco. Los secuestradores lo han llevado a la
sabana, donde se encuentra desde hace una semana. Aquí hay otros rehenes que se
encuentran en manos de los bandidos desde hace casi un mes... Los bandidos
piden la liberación de su jefe, un cierto Miskine, detenido en las prisiones de
Yaoundé, en Camerún, a causa de crímenes perpetrados en Camerún y en Centro
África...
El viernes lo que debiera ser una carretera... para subir hacia el
Norte. Fango, hierbas, baches... pero me arriesgo a pasar. Por la tarde llego a
Ngaundaye, donde encuentro a los capuchinos (polacos e italianos) y a las
hermanas, entre las que está Renata Dutto, paisana de Vinadio, que está aquí
desde 1967... Y que, a pesar de las dificultades, los achaques y todo, sigue
esperando y sembrando.
El sábado por la mañana, después de encontrar Cáritas parroquial, que
está trabajando mucho para ayudar con seriedad e inteligencia a los pobres de
la parroquia y a quien se encuentre en dificultad, bajo hacia Ndim. Aquí me
encuentro con el P. Robert, capuchino, con el que debatimos cómo ayudar a la
gente a reparar una carretera abandonada desde hace años, distribuyendo los
víveres PAM. Y en Ndim encuentro igualmente a la bella comunidad de las
Hermanas de la Misericordia de Savona; congolesas, ruandesas, camerunesas... Todas
muy activas en las escuelas, en el dispensario, en el asilo. Es hermoso ver
cómo la Misión se ocupa de todos.
Después de comer bajo a Bocaranga, donde tomo un café con el P. Robert,
capuchino polaco. Aquí están también el P. Valentín y el P. Cipriano, en Centro
África desde 1962 y 1960…
Finalmente, hacia las 18.30 llego a Bozoum, sin haberme quedado
empantanado.
Y con numerosos testimonios de misioneros felices.
Un convoglio dell'ONU un convoi des Nations Unies |
Bouar: le strade diventano fiumi Une route de Bouar, transformée en rivière |
il Convento di Sant'Elia a Bouar Notre couvent de Saint Elie à Bouar |
è la strada... spero! C'est la route, j'espère! |
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