No parece, pero las semanas solo tienen siete
días, aunque parecen muchos más.
El lunes por la mañana doy una vuelta por la
ciudad junto con Vojtech (el voluntario de la Asociación Siriri, de la
República Checa, cuyo gobierno nos está ayudando con una financiación para las
escuelas), para ver si, efectivamente, las escuelas estatales están abiertas. Y
nos encontramos con la bonita sorpresa de encontrar a los maestros en su
puesto, atentos a acoger a los niños e inscribirlos.
En todas las escuelas los padres se han
preocupado por arreglar la concesión y limpiar la hierba. En una escuela los
padres se han organizado con televisión, grupo electrógeno y equipo de amplificación
y han reunido a los niños durante un par de horas para ponerles video, música y
filmes, como acogida para el nuevo curso escolar. ¡Una fiesta!
Para los refugiados hemos hecho un concurso y
elegido a los primero ocho maestros, que en estos días han seguido una
formación intensiva.
El martes por la mañana el despertador toca a las 4'00. Después de la
celebración de la misa (es la fiesta de santa Teresa de Jesús), salgo, pasando por
Bossentele a Baoro para llegar a Bouar hacia las 9'30 h. En la carretera me
cruzo con los militares de la FOMAC (Fuerza Multinacional de África Central),
que van a Bouar para tomar posición. Habrá, dentro de algunas semanas, unos
quinientos militares. Esperamos que sirva para traer paz y seguridad, Mientras
tanto, a lo largo de todo el viaje de esta semana (600 km) paso indemne a
través de catorce barreras controladas por los rebeldes...
El martes y miércoles participo en la reunión pastoral de la diócesis:
nos encontramos alrededor del obispo unos sesenta entre laicos, hermanas y
sacerdotes que trabajan en las parroquias de esta parte de la Iglesia. Estamos
todos, de todas las parroquias. Y nos animamos, a pesar de las dificultades de
estos meses, a servir con alegría y fuerza al pueblo de Dios que se nos ha
encomendado. El miércoles por la tarde terminamos con la celebración de la
Eucaristía, en la que recordamos con agradecimiento y afecto a los dos
voluntarios difuntos: nuestro Giorgio Grandicelli y Antonio Savietto.
El jueves por la mañana termino con el esto del programa. A las 10'00
estamos en Bohong, el poblado donde los rebeldes habían quemado mil quinientas
casas. L'ONG ACF (Action contre la Faime) nos sigue con tres camiones para la
distribución de mantas, telas de plástico, mosquiteras, material de cocina y de
higiene, para 3.350 familias, cuyas casas han sido quemadas...
Tenemos una pequeña reunión con el imán y lo que queda de autoridades
locales, incluidos los rebeldes. La atmósfera es más serena que hace unas
semanas. La distribución debería ayudar un poco a todo el poblado a volver a
tomar impulso y esperanza. Si es posible, echaremos una mano también para
reabrir las escuelas.
Después de la comida, salgo para Bocaranga, donde llego ya anochecido.
Y el viernes me vuelvo a poner en camino. Las carreteras han empeorado en estos
meses de lluvia, y en un momento dado el coche queda atrapado por el fango: no
hay modo de sacarlo, ni siquiera con un doble puente. Con la ayuda de algunos
jóvenes quitamos la tierra y el fango: ¡se hunde uno hasta las rodillas!
Después de dos horas logramos sacarlo fuera.
También me paro en Herba, el poblado con doscientas veintidós casas
quemadas. Encuentro al director de la escuela y le animo a que intente la
reapertura. Aún tienen mucho miedo, pero esperamos. Monto en el coche a un
chico herido por una bala de los rebeldes, y lo llevo al hospital de Bozoum. Su
situación es muy mala, porque el proyectil probablemente le ha roto la cabeza
del fémur... y aquí no hay posibilidad de hacer una radiografía. Veremos si
conseguimos llevarlo a otro hospital.
A ti que eres,
Simplemente eres
Sustancia de mis días,
Sustancia de mis días,
A ti que has tomado mi vida
Y has hecho mucho más,
A ti que me has enseñado los sueños
Y el arte de la aventura,
A ti que eres la mejor cosa
que me ha sucedido,
El único amor que quieres.
Si yo no te tuviese conmigo,
A ti que has logrado que mi vida
Sea digna de morir,
Que has logrado convertir el cansancio
En un inmenso placer,
A ti que has tomado mi vida
Y has hecho mucho más...
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