De
cuando en cuando, la vida ofrece alguna satisfacción, es hermoso acogerla con
alegría y agradecimiento...
El domingo
pasado festejamos la clausura de las actividades anuales del Centro para los
Huérfanos Arc en Ciel (Arcoiris). Después de la parte deportiva, con partidos
de balón y carreras, por la tarde los niños y las niñas del Centro presentaron
a sus tíos y abuelos alguna pequeña escena de teatro y algún baile, junto con
los trabajillos manuales que hacen durante el año para preparar una actividad
(redes, esteras, pequeños cestos, dibujos, estatuillas de arcilla, brazaletes,
sombreros de paja, etc.).
Particular
e interesante: las pequeñas escenas de teatro presentaban una jornada triunfal,
con tres casos interesantes: un marido que bebe, un papá que no manda a los
niños a la escuela, una viuda a la que despiden de la casa de la familia del
difunto. Riendo y bromeando, una ocasión para enseñar algunos valores y cómo
reaccionar frente a los abusos. ¡Pequeñas satisfacciones!
El
Centro de Huérfanos Arc en Ciel acoge a casi doscientos niños que han perdido a
sus padres, y que son acogidos por los tíos o por los abuelos, como con
frecuencia sucede en la gran familia africana. Los abuelos tienen pocas fuerzas
y ahora menos medios; los tíos ya tienen sus hijos; y entonces el Centro
integra la familia con una acogida por un día. Por la mañana los niños van a
distintas escuelas (y un animador pasa regularmente para seguirlos); a las 12
van al centro para comer, preparado por dos equipos de madres que se van
alternando. Siguen, después de la comida, las actividades educativas, estudio,
deporte y actividades manuales para enseñarles un oficio. Mientras tanto, el
que tiene problemas de salud es acompañado por la hermana y a las 5 de la tarde
¡todos a casa!
El
lunes voy por Hipólito, un chico de dieciséis años que ha quedado paralizado
para el resto de la vida. Algunos amigos de Praga (de la asociación SIRIRI)
están de visita: Ludmila acompaña a Kweta y Martin, dos jóvenes que están
preparando un documental sobre las actividades de los checos en Centro África.
Llevamos a Hipólito una nueva silla de ruedas, que le ayudará a aumentar su
independencia; está contentísimo: la prueba rápidamente, y le queda muy bien.
Estamos haciendo las prácticas para poder llevarlo a Italia por unos meses para
hacerle pruebas definitivas y que lo curen...
Las
escuelas estatales, reabiertas finalmente el 3 de junio, siguen funcionando, y
el número de alumnos sigue creciendo: 140 la primera semana, 1.699 la segunda y
2.499 la tercera (¡¡¡¡¡siempre falta uno para poder hacer la cifra redonda!!!!!
¡La próxima semana voy yo!).
¡Pequeñas
satisfacciones!
El
jueves, Consejo de los Profesores de nuestro Liceo San Agustín, y hoy, sábado
22 de junio, entrega de las libretas de notas. Un premio al primero de la
clase, la proposición de una estancia de trabajo para los mayores durante las
vacaciones y ¡hasta septiembre!
El
jueves por la tarde acompaño a los amigos de Praga Ludmila, Kwera y Martin al
Centro de Arroz. Es el momento de la siembra, y recojo alguna bonita
satisfacción. Desde hace tres años estamos enseñando una técnica nueva, que
llega de Madagascar. Con esta innovación, algunos han pasado de dos toneladas
de arroz por hectárea a once toneladas (la media en Italia, con máquinas, etc.,
es de 5,6 toneladas/hectárea...).
Lo
hermoso es que Néstor, un joven que desde hace años cultiva arroz, me lleva a
ver, totalmente satisfecho, el trabajo que está haciendo, usando esta nueva
técnica. Y expresaba casi desprecio a quien usa todavía le antigua técnica, que
exige más trabajo, con resultados muy mediocres... ¡Pequeñas
satisfacciones!
Por delante rebeldes... ¡pocas novedades!
El
jueves por la mañana estaba yo en nuestra escuela, el Liceo de San Agustín.
Estábamos comenzando el Consejo de loas Profesores por el final del año
escolar, cuando llegan dos personas armadas, en moto. Eran el jefe de los
rebeldes con otro secuaz. Los saludo, y amablemente (más o menos) les digo que
salgan del patio: en la escuela no se permiten armas... Refunfuñan un poco por
lo bajo, luego el jefe me dice: Hace un poco de tiempo que no te vemos...
¡quería saludarte!
Yo conmovido
(?????!) se lo agradezco, y después me pregunta si tengo un block de notas para
darle. Le digo que lo buscaré y se lo llevaré... (quizás le sirva de algo...
como papel para cigarrillos es un poco fuerte).
El
viernes por la mañana bajo a la ciudad, y veo a dos rebeldes en moto. Los llamo
y les doy el block de notas. Les digo que se lo den al feje... y por seguridad
escribo mi número de teléfono diciendo que digan al jefe que me llame cuando lo
reciba... porque no me fío de ellos. Uno de los dos dice: ¿Cómo, no te fías? Y
me explica que el otro que está en la moto es el secretario (!?!?!?).
Le
pregunto si sabe escribir... y "el secretario" me dice que sí... ¿Será
verdad?
¡Adelante!
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