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domingo, 23 de junio de 2013

Alguna satisfacción...





































De cuando en cuando, la vida ofrece alguna satisfacción, es hermoso acogerla con alegría y agradecimiento...

El domingo pasado festejamos la clausura de las actividades anuales del Centro para los Huérfanos Arc en Ciel (Arcoiris). Después de la parte deportiva, con partidos de balón y carreras, por la tarde los niños y las niñas del Centro presentaron a sus tíos y abuelos alguna pequeña escena de teatro y algún baile, junto con los trabajillos manuales que hacen durante el año para preparar una actividad (redes, esteras, pequeños cestos, dibujos, estatuillas de arcilla, brazaletes, sombreros de paja, etc.).

Particular e interesante: las pequeñas escenas de teatro presentaban una jornada triunfal, con tres casos interesantes: un marido que bebe, un papá que no manda a los niños a la escuela, una viuda a la que despiden de la casa de la familia del difunto. Riendo y bromeando, una ocasión para enseñar algunos valores y cómo reaccionar frente a los abusos. ¡Pequeñas satisfacciones!

El Centro de Huérfanos Arc en Ciel acoge a casi doscientos niños que han perdido a sus padres, y que son acogidos por los tíos o por los abuelos, como con frecuencia sucede en la gran familia africana. Los abuelos tienen pocas fuerzas y ahora menos medios; los tíos ya tienen sus hijos; y entonces el Centro integra la familia con una acogida por un día. Por la mañana los niños van a distintas escuelas (y un animador pasa regularmente para seguirlos); a las 12 van al centro para comer, preparado por dos equipos de madres que se van alternando. Siguen, después de la comida, las actividades educativas, estudio, deporte y actividades manuales para enseñarles un oficio. Mientras tanto, el que tiene problemas de salud es acompañado por la hermana y a las 5 de la tarde ¡todos a casa!

El lunes voy por Hipólito, un chico de dieciséis años que ha quedado paralizado para el resto de la vida. Algunos amigos de Praga (de la asociación SIRIRI) están de visita: Ludmila acompaña a Kweta y Martin, dos jóvenes que están preparando un documental sobre las actividades de los checos en Centro África. Llevamos a Hipólito una nueva silla de ruedas, que le ayudará a aumentar su independencia; está contentísimo: la prueba rápidamente, y le queda muy bien. Estamos haciendo las prácticas para poder llevarlo a Italia por unos meses para hacerle pruebas definitivas y que lo curen...

Las escuelas estatales, reabiertas finalmente el 3 de junio, siguen funcionando, y el número de alumnos sigue creciendo: 140 la primera semana, 1.699 la segunda y 2.499 la tercera (¡¡¡¡¡siempre falta uno para poder hacer la cifra redonda!!!!! ¡La próxima semana voy yo!).
¡Pequeñas satisfacciones!

El jueves, Consejo de los Profesores de nuestro Liceo San Agustín, y hoy, sábado 22 de junio, entrega de las libretas de notas. Un premio al primero de la clase, la proposición de una estancia de trabajo para los mayores durante las vacaciones y ¡hasta septiembre!

El jueves por la tarde acompaño a los amigos de Praga Ludmila, Kwera y Martin al Centro de Arroz. Es el momento de la siembra, y recojo alguna bonita satisfacción. Desde hace tres años estamos enseñando una técnica nueva, que llega de Madagascar. Con esta innovación, algunos han pasado de dos toneladas de arroz por hectárea a once toneladas (la media en Italia, con máquinas, etc., es de 5,6 toneladas/hectárea...).
Lo hermoso es que Néstor, un joven que desde hace años cultiva arroz, me lleva a ver, totalmente satisfecho, el trabajo que está haciendo, usando esta nueva técnica. Y expresaba casi desprecio a quien usa todavía le antigua técnica, que exige más trabajo, con resultados muy mediocres... ¡Pequeñas satisfacciones!

Por delante rebeldes... ¡pocas novedades!
El jueves por la mañana estaba yo en nuestra escuela, el Liceo de San Agustín. Estábamos comenzando el Consejo de loas Profesores por el final del año escolar, cuando llegan dos personas armadas, en moto. Eran el jefe de los rebeldes con otro secuaz. Los saludo, y amablemente (más o menos) les digo que salgan del patio: en la escuela no se permiten armas... Refunfuñan un poco por lo bajo, luego el jefe me dice: Hace un poco de tiempo que no te vemos... ¡quería saludarte!
Yo conmovido (?????!) se lo agradezco, y después me pregunta si tengo un block de notas para darle. Le digo que lo buscaré y se lo llevaré... (quizás le sirva de algo... como papel para cigarrillos es un poco fuerte).
El viernes por la mañana bajo a la ciudad, y veo a dos rebeldes en moto. Los llamo y les doy el block de notas. Les digo que se lo den al feje... y por seguridad escribo mi número de teléfono diciendo que digan al jefe que me llame cuando lo reciba... porque no me fío de ellos. Uno de los dos dice: ¿Cómo, no te fías? Y me explica que el otro que está en la moto es el secretario (!?!?!?).
Le pregunto si sabe escribir... y "el secretario" me dice que sí... ¿Será verdad?

¡Adelante!





















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