Madagascar
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De nuevo estoy en Casa, en Bozoum.
Salimos de Madagascar la semana pasada. La reunión con los responsables
del Carmelo en la África francófona terminó el viernes por la mañana. Por la
tarde fui a visitar a sor Ernesta, carmelita, que ha trabajado durante mucho
tiempo en Centro África. Enferma desde hace años, la saludé en sango y
respondió sonriendo. Pasamos un poco de tiempo juntos, hablando de la Misión y
de la parroquia de Baoro, donde había trabajado durante bastante tiempo como
enfermera. Los días que he pasado en Madagascar me han permitido reunirme con
las otras hermanas Carmelitas de Turín, que han trabajado mucho en Centro
África. Es bonito volver a vernos, y me agrada pensar en el trabajo que han
llevado a cabo como en un gran tesoro.
El sábado por la mañana salimos con algunas hermanas hacia el este de
la isla, a 160 kilómetros de Antananarivo. La carretera sube hasta los 1600
metros, a través de un paisaje montañoso. Es impresionante ver que todos los
espacios disponibles están cultivados. En cuanto hay un poco de terreno llano,
la tierra está cultivada, sobre todo con arroz. Precisamente en Madagascar
surgió una técnica para el cultivo del arroz, que hemos introducido en Bozoum.
Alrededor de los años 60 un padre jesuita, P. Henri de Laulanie, puso a punto
esta técnica (que prevé trasplantar la pequeñas plantas de arroz pocos días
después de una semana –en lugar de semanas–, con una sola planta por hoyo, a
distancias muy precisas) que permite al arroz producir mucho más que las técnicas
tradicionales. Es con esta técnica con la que en Bozoum algunos agricultores
llegan a producir 11 toneladas de arroz por hectárea (cuando la media es de
unas 2-3 toneladas, y en Italia es de 5-6 toneladas.
Hacia las 11 llegamos a Andasibe, en plena selva. A pesar del poco
tiempo, pudimos visitar una parte del parque. La vegetación es impresionante. Y
los animales también. En particular, pudimos ver cocodrilos, desde cierta
distancia... Y los famosos lemures: una especie de monos, que viven exclusivamente
en Madagascar. Nada más pasar un riachuelo llegamos a la zona donde viven y vinieron
a nuestro encuentro. Mientras me ocupaba de situarlos para sacarlos una foto,
uno de ellos trepó y se me subió a la
espalda.
Después de la visita fuimos a las carmelitas de Turín, que nos
acogieron muy fraternalmente. Aquí nos encontramos con sor Miguela, que también
estuvo durante muchos años en Centro África. Comimos juntos; fue una alegría el
compartir los recuerdos, pero también hablar de todo los que está sucediendo en
Centro África, y sufrir y alegrarnos juntos.
Por la tarde volvimos a Antananarivo, y el domingo después de comer salí
para llegar a Bangui el día siguiente. En Nairobi encontré a Marta Scarzella,
una joven voluntaria de Génova, que había estado en Bozoum durante tres meses
el año pasado. Ahora trabaja en Tanzania (es matrona) y viene durante algunas
semanas al paraíso de Bozoum.
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