Semanas tranquilas
Tenía que haber ido una semana tranquila... pero no lo ha sido.
El domingo celebramos aquí, en la parroquia, la fiesta de la Virgen del
Carmen, y unas veinte personas recibieron el Escapulario, una pequeña señal que
indica la consagración a María y la protección de la Virgen.
El lunes comenzamos la formación de CRS (Cáritas de los Estados Unidos)
para el proyecto de microfinanza.
El martes me llamaron las hermanas del hospital de Bossemptele; José,
nuestro mecánico-chófer-factótum desde más de veinte años, está grave. Lo habían
llevado ellas hacía casi dos semanas a ese hospital; pero, después de dos
intervenciones, la situación había empeorado. Se trataba de un bloqueo
intestinal, con adherencias y quizá alguna perforación, debidas a una
apendicitis descuidada.
Estaba lloviendo, y por eso solo pude marchar hacia las 4 de la tarde.
Llegué a Bossemptele, a 98 kilómetros, después de dos horas. Preparamos todo el
día siguiente por la mañana; nos esperaban 300 kilómetros de carretera, y el
enfermo estaba muy débil.
El miércoles despierta a las 4 y, entre una cosa y otra, conseguimos
salir a las 5'25.
El viaje, a pesar de los 40 kilómetros de asfalto terrible, lleno de
baches, está regular. A la entrada de Bangui por desgracia un camión, al pasar,
nos rompió un cristal.
Alrededor de las 8 estábamos, finalmente, en el hospital, donde afortunadamente logramos encontrar al personal y un sitio para hospitalizarlo.
Alrededor de las 8 estábamos, finalmente, en el hospital, donde afortunadamente logramos encontrar al personal y un sitio para hospitalizarlo.
Mientras, me preparé para hacer algunas compras, crucé la delegación
del Vaticano que ha venido a preparar la visita del Papa para un reconocimiento
del lugar. El papa Francisco tendrá que venir a Bangui el día 29 de noviembre.
Rellené de gasolina el depósito del coche e intenté encontrar un
cristal para sustituir al que nos rompió el camión (pero no se encuentra...), y
hacia las 14 horas volví al Norte.
A las 17'30 estaba ya en Bossemptele, donde dejé a la hermana enfermera
que nos había acompañado, y hacia las 19 horas llegaba a Baoro. Un poco
cansado, después de 700 kilómetros de carretera...
El jueves por la mañana salí para Bouar. La carretera no está
asfaltada, y cruzo el convoy de más de un centenar de camiones. Viajan
escoltados (precisamente en esta semana ha habido ataques, robos y asesinatos
en la carretera que va hacia el Camerún...) y el código de la carretera no está
previsto entre los opcionales. A la vuelta encuentro un par de camiones derribados.
Encuentros, reuniones y visitas, y por la tarde-noche me encontraba en
Yolé, cerca de Bouar.
El viernes por la mañana, antes de salir, pasé a visitar los campos y
los animales de cría del seminario. Saludo con placer a mis
"sobrinos": los terneros, que descienden de las primeras vacas que
había comprado, comenzando la cría, gracias a la ayuda de la diócesis de Cuneo,
en 1993.
El resto de la carretera es "normal" (hay incluso algunos
puentes reparados por una ONG, ACTED), y finalmente, llegué a Baoro hacia las
12'30.
Y de este modo la "semana tranquila" se termina con 1.100
kilómetros de viajes.
Pero, por ahora, lo que cuenta es que José está curándose y está
mejorando. Ayudémosle con la oración y el recuerdo.
camion in viaggio un camion en route |
lo stesso camion... rovesciato le meme camion... renversé! |