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viernes, 5 de septiembre de 2014

Aún estoy vivo...







Aún estoy vivo...
Tengo que agradecer al Niño Jesús, al P. Enrico (que insistió en obligarme a marchar de Bozoum), al P. Federico (que logró encontrar milagrosamente un pasaje en helicóptero) y a los militares franceses que me llevaron a Bangui y me curaron en su hospital, en el centro de reanimación...
Desde el lunes pasado, 25 de agosto, tenía un poco de malaria. Comencé a curarla, y al principio parecía ligera, pero después comenzó a empeorar, con vómitos, sangre en la orina, etc. El miércoles estaba peor, y el jueves vino el médico, que me puso suero, pero desde entonces hasta ahora estaba siempre peor.
Enrico intentó ver si había posibilidad de un avión, pero no fue posible. El P. Federico, que estaba en Bouar, contactó con los militares franceses, que consiguieron llevarme en su helicóptero, que hacia las 16'30 salió de Bossangoa. Hacia las 15'15 aterrizó en el campo de fútbol de Bozoum y en él me llevaron. El helicóptero... es como viajar sobre una carretera sin asfaltar encima de un camión...  Hace mucho ruido, vibra, pero los enfermeros consiguieron aún así ponerme un poco de suero...
Llegamos a Bangui después de hora y media. El hospital está prácticamente en la pista de la base militar. Se presentó un coronel francés, el responsable de la Unidad Sanitaria, que me saludó en italiano. Se llama Lanteri y nació en Briga (un pueblo a unos kilómetros de la frontera), y en los días siguiente me atendería muy bien y con simpatía (¡al tercer día comenzamos a hablar en piamontés!).
Los franceses tienen un hospital de campo muy bien organizado, con reanimación, sala de operaciones y todo. Enseguida se pusieron a cuidarme y bajo observación (tubos, cables, alarmas, etc.).
Los primeros días me encontraba verdaderamente mal... La presión muy baja, habiendo perdido mucha sangre. Me curaron muy bien, con mucha profesionalidad y humanidad. No conseguía comer (la primera vez que conseguí pasar algo fue el martes) y solo el lunes comencé a ponerme de pie algunos minutos.
El miércoles salí del hospital y ahora estoy aquí en el Centro de Acogida, donde me voy reponiendo durante algunos días. Leo, rezo y preparo...
Muchas gracias a todos por la simpatía y por la oración. Los primeros días, cuando estaba peor, no estaba siempre consciente, y con frecuencia veía o me parecía ver mucha gente alrededor de la cama: amigos, conocidos, distintas personas que estaban cerca de mí y rezaban. ¡Gracias de corazón!









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