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lunes, 30 de junio de 2014

Balón, niños y Bautismos








Balón, niños y bautismos
El lunes reemprendí el camino de vuelta, y el martes llegué a Bangui, sobrevolando las zonas más devastadas de la capital, con una vista terrible sobre centenares y centenares de casas destruidas.
Como (NO) soy un gran tifoso, al volver a entrar en Bangui el martes, sentí curiosidad, viendo una pancarta que anunciaba un partido de la Copa  del Mundo, precisamente dentro del campo de los refugiados del Carmel. Entre las tiendas que dan un frágil y precario refugio a unas seis mil personas, alguien había puesto un antena parabólica, una televisión y un grupo electrógeno y se ha organizado para ofrecer este servicio...
El miércoles, siempre en Bangui, bajé a la ciudad para reunirme con algunas personas, junto con Mauricio Dischino y Carlos Petruzzielo, periodista y cameraman de TV2000, la televisión católica italiana, que están aquí por una semana. En la escuela abierta de la Asociación "Amigos por Centro África", encontré a Mónica, una voluntaria italiana, y a las hermanas de Madagascar, que me habían pedido que bendijera una imagen del Niño Jesús. Rodeado por algunos centenares de niños, explico el sentido de esta estatua, y rezamos por todos los niños y por la paz en Centro África.
La carretera desde Bangui a Bozoum es siempre una aventura. Cruzamos nueve barreras de los antibalaka, siete barreras las tienen los militares regulares, una columna militar, un convoy de unos cuatrocientos camiones que está bajando hacia la capital, bajo escolta...
Aquí en Bozoum damos una vuelta sobre las iniciativas y la ciudad junto con Mauricio y Carlos de TV2000 (que en estos días, en el telediario de las 18'30, transmiten sus bellos reportajes de Centro África). Volviendo a los barrios, quedé impresionado por la destrucción que ha habido.
Y hoy, domingo 29 de junio, fiesta grandísima por la celebración de ciento quince bautizos, una docena de primeras comuniones y un matrimonio. La iglesia vibra de oración, colores, cantos y danzas...
¡A pesar de todo! 









lunes, 23 de junio de 2014

En viaje por Europa



Oslo





En viaje por Europa
Desde el domingo estoy de viaje. Salí el domingo después de las misas; llegué a Bangui por la tarde, para ir en avión el lunes de mañana, en dirección a Douala (Camerún). Por la tarde salí para París y hacia las 12'30 horas llegué a Oslo, en Noruega.
Aquí se encuentra el Centro para el Diálogo Humanitario que organiza todos los años un Forum que reúne a los mediadores: un centenar de personas de todos los rincones del mundo, que  tratan de encontrar en paz soluciones pacíficas a los diferentes conflictos que pesan sobre las naciones. Es impresionante ver cómo el mundo parece correr hacia su destrucción, pero también es hermoso ver cómo trabaja el mundo, con frecuencia en silencio para buscar y labrar la paz.
Durante dos días trabajamos en grupo y con reuniones temáticas. Tenemos, además, gente de alto nivel: Kofi Annan, Jimmy Carter...
El jueves es el momento de Centro África. Estoy al lado de la Sra. Presidente, Catherine Samba Panza, e intentamos presentar la situación; yo hablo mucho de la experiencia de Bozoum.
El viernes 20 reanudo la marcha, y al fin de la mañana llego a Ginebra. Encuentro allí a Floriana Polito de Cáritas Internacional, a Alberto Hengelaar de la Alianza Evangélica Mundial, a Fabio de la Comunidad Juan XXIII, a Beatriz de Cordaid y al obispo de Bossangoa, en la República Centroafricana.
Por la tarde, en una gran sala de las Naciones Unidas, presentamos Centro África a un público muy atento. Con nosotros se encuentra también el Nuncio Apostólico, el experto nombrado por las Naciones Unidas para los Derechos del Hombre en Centro África, la Sra. Keita Bocoum y M. Simane Chikh, Observador Permanente de la Organización de Cooperación Islámica.
Esta es mi intervención: 

Excelencias, Señoras y Señores: 
En primer lugar, déjenme agradecer a todos los que me han permitido venir a participar en este encuentro de prestigio, especialmente Cáritas Internacional, la Alianza Evangélica Mundial y la Misión Permanente de la Santa Sede.
Estoy convencido de que allí donde surgen los conflictos, tenemos no solamente vocación para llevar nuestra atención, sino también para hacer todo lo posible por detener a los beligerantes. De otro modo, las rupturas se pueden propagar y ofrecer una realidad desfigurada de países enteros, que zozobran en la violencia y en el odio, corriendo el peligro de extenderse igualmente a países vecinos y a la misma región. ¡Y este es el caso particular de Centro África!
No soy más que un sencillo sacerdote y, por ser sacerdote, me siento profundamente implicado cuando hay gente que sufre.
Estos últimos años me he sentido inmerso en la escena y muchas veces he tenido que negociar con la gente armada, bandidos o rebeldes.
Los últimos meses, me he hecho cargo del cruel engranaje de los conflictos étnicos y comunitarios. Este engranaje que hace huir a la población local, que siembra el terror, y ello con tal rapidez que la comunidad internacional, aun obrando con celeridad y autoridad, llega tarde. Muchas veces demasiado tarde para ayudar a la gente desarmada. Puede ser que, al contrario, la comunidad acabe justo a tiempo por establecer un estado de hecho que termina siendo impuesto por los diferentes grupos de rebeldes. 
Permitidme ahora esbozar en algunas palabras lo que pasa en la República Centroafricana. País rico en recursos naturales y humanos, pero, sin embargo, entre los más pobres del mundo. País en el que las autoridades civiles, los militares y las fuerzas del orden huyen cada vez que la tensión aumenta.. País con una sociedad en el que la estructura se ha visto desgarrada por el último conflicto con una invasión, en un primer momento y una reacción a continuación, que han causado el estallido de una cohabitación entre musulmanes y no musulmanes que, antes de la llegada de los Seleka, no planteaba ningún problema. País en el que cientos de miles de personas han sido forzadas a huir de su domicilio y que, por el peor de los continuos pillajes, de las violencias y  de las armas no pueden encontrar el camino del retorno. Todo esto tiene enormes repercusiones en la economía local. De este modo se propagan el paludismo, el SIDA, la desnutrición, la no escolarización de los niños, el fenómeno de los niños soldados, violaciones, etc. Y este conflicto violento, en un rincón perdido de África, ha tenido tiempo para atraer la atención de la comunidad internacional.
Pero lo que ha pasado era previsible. Y algunos lo vieron, lo previeron y obraron para intentar oponerse a esta crisis. Es el caso especialmente de los líderes religiosos, que desde diciembre de 2012, lo comprendieron y comenzaron a trabajar para evitar la guerra. Católicos, protestantes y musulmanes constituyeron una plataforma interreligiosa; reflexionaron y  comenzaron a ser guías y a denunciar las violencias y los peligros que todo esto lleva consigo.
La experiencia de la plataforma se extendió a muchas partes del país. En todas partes unos pocos cristianos y musulmanes comenzaron a reencontrarse, a vigilar y a trabajar para que los hombres y las mujeres del país labraran juntos la paz. Estas plataformas locales unas veces fueron espontáneas (Bossemptele, Bozoum), otras veces estuvieron organizadas y estructuradas (Bouar, Bocaranga...).
No es casual que miles de musulmanes hayan encontrado refugio en las Misiones Católicas (como en Carnot, Baoro, Bolai, Yaloke, Bangui...).
Con arreglo a la crisis de Centro África en 2013 y 2014, Bozoum representa una caso particular, porque muestra cómo hacer frente a un conflicto que implica a todas las partes (Seleka, antibalaka, la comunidad civil: cristianos y musulmanes) en un trámite de mediación y de hacerse cargo de los problemas.
La crisis, que ya había estallado en marzo de 2013 con la llegada de los rebeldes de la Seleka (una coalición de rebeldes que provenían en gran parte del Chad, de Sudán y del Norte de Centro África), se agravó inmediatamente después de los enfrentamientos entre los Seleka y los antibalaka, desde el 6 de diciembre de 2013, que provocaron la huida de gente que se refugió en el monte o en la Misión Católica, en la que entre cuatro y seis mil personas han vivido durante un mes y medio. Esta crisis se afrontó con coraje por algunos elementos de la sociedad civil: un sacerdote católico, un pastor protestante, dos imanes musulmanes, la secretaria de la Prefectura, un ejecutivo de la Educación, jóvenes y mujeres: en pocas palabras, hombres y mujeres de buena voluntad.
La gestión tenida en cuenta, centrada en la verdad y en una clara atribución de responsabilidades, ha permitido en un primer momento atenuar las violencias cometidas por los Seleka y a continuación ‒desde diciembre‒ ha contribuido a la salida de los Seleka.
Desgraciadamente, esta gestión no ha podido evitar la salida de civiles musulmanes; al contrario, ha permitido limitar los daños: si durante los primeros ataques de los antibalaka los Seleka mataron a más de ciento treinta personas ‒la mayoría civiles‒ y quemaron más de mil cuatrocientas casas, después de la marcha de los Seleka, no ha habido más que dos muertos, de los que uno era musulmán.
La implicación de la sociedad civil representa una de las ventajas de esta experiencia.
La debilidad del Estado es muy fuerte en todas partes y, sobre todo, en las provincias: el Prefecto de Bozoum está ausente desde el 8 de diciembre, y desde su nombramiento hace un año, no ha estado más de tres semanas en su puesto... Prácticamente no hay Gendarmería ni Policía y, en general, la autoridad de los funcionarios y de las fuerzas del orden es nula tras su huida normal todas las veces que hay rumores de amenazas...
Poco a poco se ha creado un Comité de mediación. Se trata de mujeres y hombres de buena voluntad, que se han empeñado en llevar a cabo una mediación. Reuniones con los Seleka, con los antibalaka, con la población... Este servicio, que data de diciembre de 2013 con la marcha de los Seleka, ha garantizado un papel valioso con la iniciativa de reuniones diarias: todos los días a las 8 horas el Comité se sienta, también con los militares de la MISCA, para analizar la situación de seguridad y tomar decisiones. A estas reuniones los antibalaka, a pesar de su presencia en el pueblo, no son admitidos regularmente, a fin de no darles un papel oficial.. Con frecuencia se los admite cuando tienen cuestiones que plantear. Este Comité ha habilitado un NÚMERO VERDE para señalar las violencias, y un Comité de Sabios para regular los problemas que, debido a la ausencia del Tribunal y del personal, corren el peligro de ser confiados a los grupos armados.
Creo que uno de los elementos que han permitido un cierto éxito es la AUTORIDAD real (hecha con confianza y valor), de la que los miembros del Comité son una prueba. Hombres y mujeres que se han expuesto (yo mismo he recibido bofetadas, piedras y tiros con kalachnikov) y que tienen muy claro el objeto de sus acciones, es decir, la Paz, pero que también tienen conciencia de su dignidad y de los límites y términos que no hay que pasar: la dignidad humana, el respeto debido a cada persona. Me gusta llamar la atención sobre el papel jugado por las mujeres: han tenido mucho más valor que los hombres.
Tal obra de mediación ha permitido igualmente la reapertura de todas las escuelas en un radio de setenta kilómetros (unas cincuenta escuelas y ocho mil alumnos presentes en marzo) y la distribución de semillas gracias al apoyo de las ONG.
El papel de los militares de la Unión Africana y de la MISCA ha sido, al mismo tiempo, positivo y negativo. Positivo, cuando han escuchado y han colaborado en esta gestión de mediación. Negativo, cuando no han colaborado, dejando en ocasiones sola y sin protección a la población (yo mismo, cuando querían quitarme la vida sin preocuparme de la reacción de los Seleka, he tenido que amenazarles con aparcar mi coche en un puente para impedir su marcha...).
El papel del Estado es aún muy débil, tiene que enfrentarse a una crisis profunda, que data desde hace mucho tiempo: un país que nunca ha construido una escuela con sus propios fondos, tiene camino que hacer.
La crisis no comenzó solamente en diciembre de 2012: es el resultado de errores y de problemas que jamás fueron resueltos. Si queremos que la República Centroafricana  se levante, se necesitará una reflexión profunda y cambios reales sobre la democracia, la corrupción, la educación, la justicia...
El papel de la Comunidad internacional es fundamental. Un país pobre, con pocos habitantes, pero rico en recursos naturales, corre el peligro de ser presa de los países vecinos, y el patinazo reciente puede hacer de la República Centroafricana una encrucijada para los fundamentalistas y el terrorismo: Boko Haram y al-Qaeda están cada vez más próximos... Decidir una intervención de las Naciones Unidas en abril, y programarla para septiembre, nos parece muy larga. Gracias a la Comunidad internacional que está implicada en RCA, gracias a las Naciones Unidas, a la Unión Africana, a la Unión Europea, a Francia, pero hay que hacerlo aprisa, hay que hacerlo mejor, hay que hacer más.
Hasta ahora la Comunidad Internacional no ha logrado hacer que cambien las cosas:  no se ha llevado a cabo ningún desarme serio, y la partición del país corre el riesgo de  convertirse en una realidad. Según mi humilde parecer, hay que escuchar más: una escucha no solo a  nivel más «alto» (Presidente, Gobierno, etc.), sino SOBRE TODO el de quienes se ocupan en concreto de lo terreno: un puñado de hombres y mujeres han podido impedir a más de un millar de rebeldes que destruyeran completamente Bozoum. Por otra parte, como el arzobispo de Bangui, Diedudonné Nzapalainga, el imán Kobine Layama y el pastor Guerékoyomé, con la plataforma de los líderes religiosos, desde diciembre de 2012, atraviesan el país para aportar su contribución. Quizás sería interesante escucharlos y apoyar su trabajo.
No hay que olvidar el papel de los medios y de internet en particular, que representa un instrumento excepcional para informar y hacer que las noticias se difundan. Por medio de los e-mails, blogs y las redes sociales hemos tejido lazos que son valiosos, y que pueden hacer cambiar las cosas.
A modo de conclusión, permitidme compartir lo que yo siento.
Con frecuencia me planteo la cuestión de qué es lo que más necesitamos.
¿Es el dinero? No, incluso siendo tan importante, vistas las innumerables necesidades de la población para garantizar la ayuda humanitaria.
¿Son el que haya más Fuerzas militares? Quizás. Ellas pueden garantizar la seguridad del país, pero no es más que una solución temporal.
Lo más importante, según mi parecer, es la reconstrucción de los corazones: por tanto, escuela, formación e información.
Necesitamos asimismo un saber hacer. Hay gente de buena voluntad. Pero la buena voluntad no siempre es suficiente. Necesitamos conocer otras experiencias, fijarnos en lo que funciona y en lo que se ha logrado. Necesitamos comprender lo que ha llevado a un país a este precipicio, necesitamos conocer y reconocer los errores, pero también analizar la situación para poder idear y crear un futuro de Paz.
Porque un  futuro de Paz es posible. Este lugar, las Naciones Unidas, nació para que hombres y mujeres, después de la segunda guerra mundial, comprendieran «que hace falta más empuje para construir la Paz que para hacer la guerra» e hicieron lo imposible para hacer posible los sueños de Paz.
Con nuestros esfuerzos, con el apoyo de mujeres y hombres de buena voluntad, con la fuerza de Dios podemos llegar aquí.
Gracias por vuestra atención.



La Cathédrale de Oslo




Le débat sur la Centrafrique, avec Mme la Présidente



A Genève

A Genève



martes, 17 de junio de 2014

Vuelta a Bozoum







Vuelta a Bozoum
Estas primeras semanas en Bozoum me permiten ocuparme un poco de cosas...
Ante todo, las cosas van razonablemente bien, a pesar de todo. Pero aún hay tendión y fragilidad. El miércoles he tenido que intervenir, porque los antibalaka querían matar a una persona, después de haberla acusado de brujería.... Por fortuna, a mi llegada, habían desaparecido todos. Hablé con la familia de un joven difunto (tenía ventiún años, cuya muerte probablemente se debió a una hepatitis fulminante...) y la familia no tenía problemas graves y pude marchar con la ¡casi víctima!
El domingo 15 llegaron una docena de peuls (Mbororo), que llevaban desde un par de meses en un poblado. Ahora tienen poca confianza y temen por su propia vida.
La parroquia sigue adelante. El domingo 8 de junio, a mi vuelta, hubo una misa más solemne, con muchísima gente. En estas semanas estamos celebrando las diversas etapas del catecumenado. Ayer, día 15, celebramos el bautismo de cinco chicos de nuestra escuela media, con un padrino ocasional: Vojtech, el joven de la República Checa que en unos días volverá a Praga, después de un año muy intenso aquí en Bozoum. ¡Gracias Vojtech!
De nuevo me encuentro de viaje. El 18 y el 19 estaré en Oslo, para un Forum de Mediadores que pretender buscar qué se puede hacer por Centro África, y para conocer nuevas experiencias. El viernes ya estaré en Ginebra, para presentar, junto con el obispo de Bossangoa, una llamada de atención sobre Centro África, en una sesión del Consejo de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Con la esperanza de lograr que entiendan, aunque solo sea un poco, la situación de Centro África.











domingo, 8 de junio de 2014

De Italia a Centro África






De Italia a Centro África
Ya estoy en casa, en Bozoum. Pero procedamos con un poco de orden (aunque no demasiado...).
El 27 de mayo estaba en Bocca di Magra, donde con el P. Roberto Nava celebramos los 25 años de mi ordenación. Junto con nosotros había unos veinte Padres de la Provincia y algún amigo.
El domingo 1 de junio estaba en Fedio, donde pensaba pasar un día con la familia y algún primo. Y, sin embargo, sorpresa: hacia las 10 comenzaron a llegar coches, un minibús y una caravana: son amigos que desde Padermo, Dugnano, Bérgamo, Ferrara y Rovigno han venido para saludarme y festejarlo.
Celebramos juntos la eucaristía, en la que, una vez más, renuevo mi agradecimiento a Dios por el don del sacerdocio (inmensamente mayor que mis capacidades, y un don que se renueva todos los días) y después comemos con alegría. Por la tarde vamos andando a la iglesita de la Virgen del Pino, y luego ¡todos a casa!
El lunes me despido de mi familia: madre, hermano, hermana, cuñados y sobrinos. No es fácil para ellos verme marchar... pero también ellos lo ofrecen con generosidad. Por la tarde llegaba a Arenzano, y nos pusimos a trabajar para terminar de preparar las maletas (paquetes y más paquetes, pero al fin todo está terminado).
El martes por la mañana celebramos la misa a las 5 en el Santuario del Niño Jesús de Arenzano, y salirnos hacia el aeropuerto. El vuelo para París sale con casi una hora de retraso... pero logramos enlazar con el avión para Bangui, donde llegamos a las 16'00 horas. Viajamos juntos el P. David Sollami, el P. Justino (nuestro nuevo superior provincial), Eleonora Zucchi, una voluntaria de Campo Posidonio (Módena), que estará tres meses en Bozoum, y yo.. En París se nos juntan dos hermanas de Bozoum, sor Graciana y sor Rosalía.
Vamos al Carmel, nuestro convento de Bangui, donde hay más de seis mil refugiados desde hace unos seis meses. En estos días su número había aumentado, por un ataque contra la parroquia de Fátima, donde un sacerdote y al menos quince refugiados han sido asesinados.
De aquí marchamos el miércoles por la mañana antes de las 6'00. Por el camino nos encontramos con una docena de barreras de los antibalaka, pero no son especialmente  pesados (quizás también porque está pasando un convoy escoltado por militares de la MISCA).
Y hacia el mediodía llegamos a casa, a Bozoum... acogidos con los gritos de mucha gente: Père a ga awé (el padre ha vuelto). y ¡buen trabajo!