La situación aún se mantiene muy frágil. En Bangui, la capital, se alternan momentos de violencias y disparos,
con momentos de relativa tranquilidad.
También aquí, en Bozoum, después de algunas semanas de calma, algunos
antibalaka (o mejor, delincuentes de la ciudad)
están a punto de entrar y han colocado barreras a la entrada y a la
salida de Bozoum.
El viernes, al salir del coche, le pregunté a uno de ellos, que tenía
menos de quince años, cuántos años tenía. Llegó un "jefe", ordenándole
que no dijera nada. Me puse a reír y
pregunté al "jefe" si tenía miedo...
El viernes y sábado estuve en Bouar para una reunión de Cáritas. Recorrí 250 kilómetros sin
grandes problemas.
En Bouar, en Yolé, encontré al gran Enrique Massone que, como todos los
años, a pesar de la guerra y de todo lo demás, ha venido para echarnos una
mano. Está trabajando en la carretera de Yolé y terminando de construir un buen
puente. Un gran trabajo, hecho también gracias a la financiación de los amigos
de Praga, de la Asociación Siriri.
A la vuelta, pasé por Baoro, donde en la parroquia hay ahora algunos peuls,
que terminan de llegar. Uno de ellos
ha sido herido por los antibalaka.
En Bossentele, por el contrario, encuentro la población agitada, porque
peuls, musulmanes y ex Seleka han atacado un poblado, hiriendo a algunas
personas y quemando algunas casas...
La paz aún parece lejana...
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