Lunes
Por la tarde han llegado los
nuestros. Son los militares cameruneses
de la FOMAC (la Fuerza Militar de los Países de África Central). Veinte soldados
muy profesionales.
Han puesto seguridad en la
zona de la Misión, que acoge ya a 4.500 refugiados. Después, marchan a ver a
los rebeldes de la Seleka. Les avisamos que harán patrullas en la ciudad y la
Seleka no está de acuerdo. La FOMAC dice que no importa: ellos patrullarán
igualmente. Ahora la Seleka pretende patrullar conjuntamente, y la FOMAC dice
que no... Al fin, la Seleka tiene que aceptar...
Martes
Por la mañana voy al aeropuerto a llevar una
mujer herida por la Seleka el viernes: el avión de la Cruz Roja la lleva a
Paoua, donde Médicos sin Frontera se ocuparán de ella.
Mientras tanto la FOMAC se reúne
con las autoridades, el Islam y la Seleka. La Seleka pretende que la gente
refugiada en la Misión vuelva a sus barrios. ¡¡¡¡¡¡Y ellos garantizarán la
seguridad!!!!!!
Desean reunirse con la
población a las 14 h. Yo no les dejo entrar en la Misión, y no quiero que
hablen a la población, sino que la gente les hable... Acepto tener un encuentro
con una docena de los representantes de los refugiados en una casa de la otra
parte de la carretera.
A las 14 horas todos están
presentes. Pero la Seleka no llega. Esperamos un poco, después nos ponemos de
acuerdo en no esperar más allá de las 14'30 horas. A las 14'25 el
"coronel" llama por teléfono, diciendo que se había dormido, y que
ahora puede venir. Le decimos que no, porque ya nos hemos marchado, y que puede
venir mañana a las 8'30. Insiste, pero le decimos que NO. Los delegados de los
refugiados, cuando se enteran de que rechazamos esperar al coronel, aplauden.
Es importante que la gente empiece a tomar conciencia de su propia dignidad, y
que exija el respeto.
En la ciudad hay un poco menos
de tensión y unas pocas menos armas...
Después de la reunión fallida,
marcho con la Cruz Roja para recuperar otro cadáver. Al regresar, encuentro con
jóvenes armados con palos y machetes. Me paro y les pregunto por qué van por
ahí armados. Me contestan que tienen miedo de los anti-balaka (milicias
espontáneas que atacan a la Seleka y a los musulmanes). les digo que estén
tranquilos y que no anden armados.
A las 20'30 horas me informan
que los anti-balaka están en la ciudad... Tomamos algunas preocupaciones, y
luego nos vamos a dormir... y, por fin, la noche discurre tranquila.
Miércoles
Esta mañana teníamos la
reunión a las 8'30h. Sorpresa: el "coronel" Yahaya de la Seleka llega
cinco minutos antes... Ha aprendido la lección de ayer. Llega con el
"coronel" Ibrahim, y con diez o quince (su nombre de batalla...), y
su escolta (armada con más gris-gris -amuletos- que con armas...).
Las personas son muchas... y
los delegados comienzan a hablar. Manifiestan su miedo, sus temores y la falta
de seguridad. Esta misma noche, los Seleka han quemado dos casas y robado un
teléfono... ¡Las mujeres son más valientes que los hombres! Una mujer habla:
Los Seleka mataron a su marido el viernes pasado... ella tiene siete hijos
pequeños y nada más. Su testimonio hace derramar muchas lágrimas...
Después... tomo la palabra yo.
¡Finalmente! Son meses en los que he estado esperando el momento de gritar y
denunciar lo que han hecho los de la Seleka y de decirles cuatro u ocho cosas e,
incluso, también dieciséis... Además ...
tengo público, y me lanzo.
Los Seleka pretenden que los
refugiados (que ya son 4.500) vuelvan a sus casas. Pero no hay ninguna
garantía. Digo que el problema no son los musulmanes, sino ellos, los de la
Seleka. Son ellos los que asesinan, los que tiran los cadáveres a los ríos, los
que hasta han llegado a denunciarme a la Cruz Roja porque hemos ido a buscar
cadáveres para darles sepultura. Es la Seleka la que arresta a la gente, la que
la tortura. Es la Seleka la que amenaza (y digo a los "diez o quince":
"Tú eres el que en el municipio has gritado contra el Padre, que denuncia
vuestros crímenes, y tú has dicho que has venido a matarme"). Es la Seleka
la que pega y la que roba. La que pone las barreras bajo el pretexto de
proteger a la gente: la verdad es que vosotros matáis a la gente, vosotros la
robáis y vosotros no protegéis nada que no sea vuestros bolsillos...
Les he dicho también que,
después de haber hecho huir a las personas, que se han refugiado en Bozoum
desde agosto (son más de 8.000), pretenden dinero por los camiones con víveres
del PAM, que están obligados a pagar para entrar en la ciudad... He dicho:
"Vosotros queréis que ellos vuelvan a casa... pero esta noche habéis
quemado dos casas, habéis robado un teléfono... ¿cómo podéis pensar que las
persones estén confiadas?".
Les he explicado que nosotros
hemos abierto las puertas a todos, a los cristianos como a los musulmanes. Que
nosotros damos los víveres a las personas que están en la Misión, pero también
a los 2.200 peuls que están refugiados en la mezquita... Nosotros no tenemos
problemas con los musulmanes. El problema... sois vosotros de la Seleka.
Los Seleka han respondido...
veremos. Después de la reunión he estado con ellos... y me parece que han
entendido... ¡veremos!
Inmediatamente marcho para ir
a encontrarme con los peuls que han huido de los poblados y de los barrios.
Eran 2.200, pero hay más que están llegando... Están contentos de vernos y
compartimos su sufrimiento. Tienen miedo porque los anti-balaka los han atacado
(hay heridos), y por eso van armados. Encontramos también al imán, un amigo, y
nos saludamos con alegría. Aprovecho para decir a todos que nosotros no tenemos
nada en contra de los musulmanes, que necesitamos vivir juntos en paz. Es un
momento hermoso... Invito al imán a la misión para hablar a los refugiados. Lo
acepta y se hará.
Después de la visita, vuelvo y
espero que de aquí a mañana se pueda invitar a la gente a repartir... si los
Seleka respetan las condiciones: cesar las extorsiones y las violencias...
A las 16 horas marcho para
reunirme con el "coronel" Yahaya de la Seleka y con el secretario de
la Prefectura. Es un tipo tranquilo, y reanudo la discusión de esta mañana: las
personas no volverán a casa hasta que la Seleka continúe robando, asesinando,
torturando... Se discute bien, y espero que escuchen. Veremos las próximas
noches y los próximos días si quieren cambiar o no.
Voy a buscar al imán, y con él
volvemos a la Misión para reunirnos con los refugiados. Le presento y explico a
la gente el miedo de nuestros hermanos musulmanes, atacados por los anti-balaka,
e insisto en su voluntad de respetar a todos y a cada uno y de volver a vivir
junto en paz. Doy la palabra al imán, que los invita a volver a los barrios.
Pero las personas aún tienen miedo... se
necesitará tiempo, mucho tiempo y mucho trabajo para volver a la paz verdadera.
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