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martes, 3 de septiembre de 2013

Escuela, rebeldes y orquídeas






El lunes comenzamos una formación para los maestros de nuestras escuelas de Bozoum, para las de los poblados y para las de Bossemptele: ¡casí ochenta maestros!

Durante dos semanas estarán ocupados para recibir nuevos estímulos y nuevas formas para la enseñanza del Francés, de Matemáticas y de Educación Cívica. En un momento de fuerte crisis del país, creemos que es necesario relanzar la enseñanza que las que son normas de base del vivir y convivir civil. Para volver a aprender cuáles son los derechos (aquí con frecuencia pisoteados) y los deberes (con mucha frecuencia evitados, antes de todo por las autoridades civiles).

Los cursos comienzan a las 8 de la mañana, hasta las 12. Después de una pausa para la comida, se reemprende desde las 14 a las 17... Muy intenso y duro, pero los maestros están contentos de poder perfeccionarse en el trabajo que hacen.

El miércoles por la tarde me puse en carretera para Ngaundasye, un poblado a 210 kilómetros del Bozoum. Paso por las misiones de Bocaranga y Ndim, y a las 19, después de casi seis horas de carretera (horrible, a veces pésima y viceversa...) y nueve barreras de rebeldes... llego a Ngaundaye. Me informan de que el mismo día los rebeldes, en el poblado de Makle (a solo cuatro kilómetros), han matado a siete campesinos...

Por todos los sitios por donde paso, el mismo estupor: a cinco meses del golpe de estado, continúan los asesinatos y los saqueos. No existen autoridades, y los rebeldes siguen haciendo lo que quieren con toda impunidad... Precisamente en estos días, en Bangui, se han repetido los ataques de la Séléka, los rebeldes, en algunos barrios. Al fin, la gente despavorida, robada, herida... ha pensado que el único lugar seguro era el aeropuerto. Aquí hay militares franceses y los de la MISCA (una fuerza internacional de los países de África Central). Vuelos suspendidos algunos días, pero al menos ha servido para algo.

A la vuelta... me divierto un poco con las barreras de los rebeldes. En Bocaranga me paran, y un centroafricano me pregunta dónde voy. Le respondo que una vez que sabe dónde voy... ¿qué puede hacer él? Me dice que la suya no era una pregunta mala, y le respondo que tampoco lo era mi respuesta...

Llega el jefe, que evidentemente no ese centroafricano (no habla el sango). Me pregunta: "¿Qué hay en las maletas"? Le digo que mi ropa. Me pide la autorización para el viaje, y le digo que no la necesito. Yo en sango y él más o menso en francés. Me dice que no entiende el sango. Le digo que si no es del país, podría también volverse de donde ha venido... Me dice que él es centroafricano, "pero yo he crecido en el Camerún". Discutimos un poco, luego se enfada y me hace pasar. El centroafricano que me abre la barrera, y ha asistido a la escena, me hace un guiño, todo contento.

Continuamos el viaje riendo...

Aquí en Bozoum... todo sigue. Los refugiados aumentan (hemos registrado más de 2970).
Pero en la carretera que lleva a la Misión, en los troncos de los mangos, hay magníficas orquídeas. ¿Podrá también Centro África renacer y florecer así?











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